OVNIS Y ESPIONAJE: CONSPIRACION DE SILENCIO
Las instrucciones de mi fuente no podían ser más precisas: “Y a esa hora estarás en la cafetería y te sentarás en una mesa lo más cercana al cuarto de baño. Verás que una persona con las características que te he detallado entrará en el cuarto de baño. Esperarás 60 segundos y entrarás detrás. No hablarás con él en ningún momento. El te hará la entrega de los documentos que estas buscando”.
Ya, lo sé, suena a película de espías. Exactamente eso mismo pensaba yo, cuando enfilaba la autopista en dirección a la cafetería de Pontevedra donde, según el funcionario del CESID (servicio secreto español anterior al actual CNI), un compañero suyo iba a entregarme los documentos del Centro Superior de Información de la Defensa que demostrasen que un OVNI se había estrellado en España… Si, lo se, esto también suena a película americana.
Llegué a la cafetería que me había indicado, media hora antes. Era el 7 de noviembre del año 2000, y yo había presionado mucho a mi fuente en los meses precedentes, advirtiéndole que iba a publicar en un libro (“Los expedientes secretos”, Planeta, 2001) buena parte de mis investigaciones sobre la relación del CESID con el mundo paranormal, de los 5 años anteriores. Siguiendo al dedillo las indicaciones de mi fuente me senté en la mesa más cercana a los lavados. Pedí una tila y un periódico al camarero, e intenté, sin conseguirlo, que no me venciese el nerviosismo. ¿Y si la reacción de aquellos espías, a los que realmente presioné mucho, no era la que yo esperaba?
Un tipo que coincidía exactamente con las características que me había descrito mi fuente entró en el local a la hora exacta y, sin ni siguiera mirarme, cruzó la cafetería y se perdió en el cuarto de baño. Dudé. ¿Y si no es él? ¿Y si entro en el WC y el verdadero espía entra después y al no verme se larga llevándose los documentos…? ¿Pero y si era el auténtico y al no entrar se los lleva de nuevo? ¿En que manual de ufología se explica como reaccionar ante estas situaciones? Y sobretodo ¿Por qué estas cosas “sólo le pasan a Carballal”? Lo que ocurrió a continuación sonará todavía más inverosímil, lo se. Por eso nunca lo había contado. Podría mentir para hacerlo más creíble, pero prefiero limitarme a relatar los hechos tal y como sucedieron.
Decidí arriesgarme, y 60 segundos después seguí al desconocido. El tipo estaba lavándose las manos. Ni siquiera me miró al entrar. Yo no sabía como reaccionar, así que me coloqué ante uno de los inodoros e intente orinar para ganar tiempo. Por supuesto no salió ni una gota. De reojo vigilaba los movimientos del desconocido, que ahora colocaba las manos bajo la secadora, sin prestarme atención. Y a cada segundo que pasaba, yo haciendo que meaba y el desconocido secándose las manos, servidor estaba más convencido de estar haciendo el ridículo.
El tipo termino de secarse. Se bajó las mangas de la camisa y se abrochó los botones con total naturalidad. Y cuando abría la puerta para salir del lavado, ante mi evidente frustración, se giró hacia mi, me dio un golpe en el hombro y señaló la papelera. Después se marchó del baño sin decir ni una palabra.
Ya, ya, lo se. También esto suena a película, pero cuando abrí la papelera, me encontré un sobre tamaño folio. Me temblaba el pulso. Lo cogí con la misma ansiedad con que se toma un tesoro perdido, y me encerré en retrete echando el pestillo. Al abrir el sobre descubrí los ansiados documentos, encabezados con el membrete del CESID y el Ministerio de Defensa, y sendos sellos de Reservado y Secreto. Uno de los informes pretendía exponer la preocupación del CESID ante mis continuas reuniones con funcionarios y exfuncionarios del servicio secreto español, y de otros servicios, durante los últimos años. El otro pretendía recoger un incidente increíble que habría tenido lugar en suelo español: un OVNI estrellado y la “necropsia” de varios tripulantes. Esa noche tuve un susto en la carretera al volver a casa. Si, lo se, también suena a película americana.
Los “Roswell” españoles
En el número 143 de la revista Mas Allá de la Ciencia se publicó una absurda carta al director firmada por quien esto escribe. Una vez más recibí las críticas en silencio: “Ya esta Carballal con sus paranoias”. En aquella carta afirmaba que había sido víctima de un intento de intoxicación por parte de funcionarios del CESID, semanas antes de la publicación de mi libro sobre el servicio secreto español y lo paranormal. Si yo hubiese incluido en el libro los falsos documentos, cualquier “escéptico” podría argumentar que igual que esos documentos eran falsos, el resto del libro podía serlo también. Por eso desee dejar constancia en un medio escrito, semanas antes de la publicación del libro, de que el intento de intoxicación no había funcionado, y que no incluiría en el libro aquellas informaciones falsas.
Debo agradecer al ex-Coronel Juan Alberto Perote, quien fue jefe de la unidad operativa del CESID, y sin duda el 007 español más famoso de la historia, su análisis de aquellos documentos, y su advertencia de que eran falsos. Con la pericia de quien se ha dedicado al espionaje durante décadas, analizó los informes y me descubrió las incoherencias de los mismos. Pero ¿Por qué iba un funcionario en activo del CESID a falsificar unos documentos sobre un OVNI estrellado en España para desacreditar a un pobre ufólogo? Todos sabemos que los “cazamarcianos”, gracias al excelente trabajo del Movimiento Escéptico Organizado (MEO) carecemos de toda credibilidad social… por tanto ¿Qué podía temer el Ministerio de Defensa de nosotros? El ex Coronel Perote, sin embargo me encaminó hacia una respuesta que, según él, podía tener que ver con “extraños aviones secretos estrellados en el sur de España…”.
Y es que quien esto escribe había tenido la oportunidad de investigar varios casos de supuestos OVNIs estrellados en suelo español, sobre los que había caído una inamovible losa de secretismo por parte del ejército y los servicios de información.
El jueves 10 de agosto de 1989, por ejemplo, y según me contaron los vecinos, y Guardia Civil dee El Coronil, Montellano, etc, tropas norteamericanas de la base aérea de Rota recogieron los restos de un OVNI que había sido avistado y filmado esa tarde por cientos de testigos en todo el sur de España. El objeto resulto ser un artefacto militar italiano. A la prensa se le dijo que los testigos habían alucinado al confundir un OVNI con un globo sonda.
El 18 de enero de 1994 un objeto desconocido se estrelló en el monte de Cando (A Coruña) dejando un enorme crater “de unos 5x10^15 ergios equivalente a unos 100 TNT y la masa del objeto supuso unos 150 Kg”, según el informe pericial de la Universidad de Santiago. Miles de testigos vieron el OVNI unos instantes antes del impacto. Según los vecinos militares y “gente de uniforme” aparecieron en el lugar poco después del impacto, recogiendo todas las evidencias. La prensa y el MEO afirmaron que se trataba de un simple meteorito. Pero el informe oficial de la Universidad de Santiago concluye que tras el OVNI de Cando, podía ocultarse un “ensayo militar” secreto. Etc, etc, etc.
Pero en todos esos casos sólo teníamos el testimonio humano, que nos relataba como operativos militares, con frecuencia de la base norteamericana de Rota, se personaban en el lugar donde se había estrellado el supuesto OVNI para recoger los restos del artefacto. Después, el MEO y la prensa no especializada, se encargaban de ridiculizar a los testigos, y caso cerrado. De esta forma las historias sobre OVNIs estrellados en España sonaban a películas americanas fruto de la fértil imaginación de “buscamarcianos como Carballal”. Hasta que ocurrió lo de Barbate…
Mentiras arriesgadas
En el verano de 1996 los OVNIs frecuentaron los cielos españoles. La ya legendaria oleada gallega estaba a punto de desatarse, y la Bahía de Cádiz, enclave OVNI por excelencia, continuaba ofreciéndonos nutrida casuística. En toda la provincia gaditana quien esto escribe pudo recoger abundantes testimonios sobre No Identificados. Algunos, como el protagonizado por el agente de policía Roque Vázquez Domínguez y tres compañeros más mientras se encontraban en sendas patrullas, especialmente interesantes. Una nave triangular, lo de nave sin lugar a dudas, se desplazaba a solo 60 metros del suelo perdiéndose en dirección a la costa africana...
Lo que no sabían el agente Vázquez y sus compañeros es que ese misterioso objeto, o uno idéntico, se estrellaría a 10 km. de la población gaditana de Barbate, ante un nutrido grupo de testigos. De hecho el OVNI se estrelló exactamente en una zona llamada Caños de Meca, y mas concretamente en el lugar de San Ambrosio. Y allí pude entrevistar a numerosos testigos no solo del impacto del objeto, sino de la presencia, una vez más, de tropas norteamericanas, de la Base de Rota, que recogieron hasta el ultimo vestigio del artefacto.
Juan Rivera Domínguez, Francisco López y su hijo, Gaspar Amaya, etc. Sería muy largo detallar todos los testimonios que recogí de este nuevo Roswell español. Esta vez no cabía lugar a dudas. El objeto estrellado en Barbate era un avión espía norteamericano que, ilegalmente, surcaba el cielo español. Y más ilegalmente aún, fue recogido por tropas norteamericanas sin permiso del gobierno.
Según me explicaría posteriormente el diputado de Izquierda Unida, Willy Meier, al reunirme con él en el Despacho nº 18 del Congreso de los Diputados, en Madrid, su partido dirigió una interpelación parlamentaria al gobierno para exigir que se explicase como era posible que tropas extranjeras recogiesen restos de aeronaves no identificadas en suelo español, sin el conocimiento de las autoridades. Según consta en el Boletín del Congreso del 13 de agosto de 1998, y en respuesta a la pregunta de Meier, el Ministerio de Defensa afirma: “Efectuadas las averiguaciones oportunas por los órganos competentes en la actividad aérea en la zona de referencia, lo que incluye al Servicio de Operaciones de la U.S. Navy en la Base Naval de Rota, el Ministerio de Defensa no ha encontrado ninguna constancia relativa a este incidente”. Ya se sabe que las historias de OVNIs son tonterias sin credibilidad.
Pero esta vez, y a diferencia de los otros casos, no sólo teníamos el testimonio de los ciudadanos que presenciaron las evoluciones del “OVNI”, y las tropas que recogían los restos, sino que, por primera vez, un vecino había podido tomar 10 fotografías en las que se apreciaban los restos de aquel “extraño objeto triangular”, ya identificado como un avión espía no tripulado del tipo RPV, e incluso a los militares de la Base de Rota y hasta dos imponentes enormes helicópteros CH-46 recogiendo los restos. Entre las fotos, de incalculable valor, se distinguen con todo detalle piezas del avión espía, como su cámara de video. Ante esta nueva evidencia, presentada por Izquierda Unida en una réplica a la respuesta de Defensa, y según consta en el diario de sesiones de la comparecencia celebrada el 12 de maypor Meier, efectivamente un avión espía del tipo RPV se estrelló en San Ambrosio, y fue recogido por efectivos militares de la Base de Rota. Una vez más, y pese a los intentos de Defensa y del MEO, los testigos no mentían.
Como me había explicado el ex Coronel Perote, y otros funcionarios del CESID y otros servicios secro de 1999 en el Congreso de los Diputados, el Secretario de Estado de la Defensa reconoce que, como evidencian las fotos aportadas etos, tras los OVNIs se ocultan muchas cosas, y por eso es importante desacreditar a los testigos y a los investigadores. Incluso entregándoles documentos falsos que desacreditasen sus investigaciones sobre casos reales, pero políticamente tan incómodos como estos. Si todas estas maniobras de intoxicación y mentiras oficiales, ahora innegables, se desarrollan para ocultar aviones espía extranjeros, maniobras militares ilegales y hasta prototipos no convencionales… ¿Qué ocurriría se tras alguno de esos OVNIs se escondiesen algo más…?
M. Carballal
RECUADRO:
ESPIAS Y OVNIS EN ESPAÑA
Se ha escrito mucho sobre la relación de la CIA, el KGB o el MI5 con el fenómeno OVNI pero ¿y los servicios secretos españoles? El tristemente desaparecido Andreas Faber Kaiser, sin duda el investigador más audaz de la historia de la ufología hispana, fue el primero en abrir camino. El mismísimo General Andrés Cassinello, posteriormente Director General del CESID, le dirigió una desconocida carta en octubre de 1983, a la que adjuntaba un dossier de los casos OVNI recogidos por la Guardia Civil onces, y que por supuesto no se encuentran en el archivo OVNI oficial desclasificado en España.
El CESID, por otro lado, ha organizado 2 cursos de verano en la Universidad Complutense, sobre Servicios Secretos. En el último de ellos los investigadores Miguel Pedrero y José Lesta pudieron aprovechar el turno de preguntas para dirigir al entonces Director General del CESID, Javier Calderón, así como a la representante de la CIA en el curso, una interrogante sobre los servicios secretos y el fenómeno OVNI. La respuesta de Calderón es muy hábil. “Tal y como lo ha presentado la prensa, es decir, marcianitos verdes invasores, el tema ovni no es objeto de preocupación por el CESID. Pero, lógicamente, cualquier invasión del espacio aéreo de un país, y mientras no se defina si tal invasión es pacífica o agresiva, afecta a la seguridad nacional, y por tanto a los servicios secretos. Y por ello, tecnicamente, el CESID y cualquier otro servicio pecaría de incompetente de no investigar las invasiones aéreas de Objetos No Identificados”.
Sin embargo el 5 de febrero de 1993, el mismísimo General Emilio Alonso Manglano, director del CESID antes que Calderón, en una carta personal a J.J. Benítez, daba a entender lo contrario. ¿Acaso las responsabilidades del CESID cambiaron entre Manglano y Calderón? ¿O es que Calderón supo utilizar habilmente las palabras en la Complutense para eludir la pregunta de Pedrero? Me inclino por lo segundo.
Manuel Carballal
Ya, lo sé, suena a película de espías. Exactamente eso mismo pensaba yo, cuando enfilaba la autopista en dirección a la cafetería de Pontevedra donde, según el funcionario del CESID (servicio secreto español anterior al actual CNI), un compañero suyo iba a entregarme los documentos del Centro Superior de Información de la Defensa que demostrasen que un OVNI se había estrellado en España… Si, lo se, esto también suena a película americana.
Llegué a la cafetería que me había indicado, media hora antes. Era el 7 de noviembre del año 2000, y yo había presionado mucho a mi fuente en los meses precedentes, advirtiéndole que iba a publicar en un libro (“Los expedientes secretos”, Planeta, 2001) buena parte de mis investigaciones sobre la relación del CESID con el mundo paranormal, de los 5 años anteriores. Siguiendo al dedillo las indicaciones de mi fuente me senté en la mesa más cercana a los lavados. Pedí una tila y un periódico al camarero, e intenté, sin conseguirlo, que no me venciese el nerviosismo. ¿Y si la reacción de aquellos espías, a los que realmente presioné mucho, no era la que yo esperaba?
Un tipo que coincidía exactamente con las características que me había descrito mi fuente entró en el local a la hora exacta y, sin ni siguiera mirarme, cruzó la cafetería y se perdió en el cuarto de baño. Dudé. ¿Y si no es él? ¿Y si entro en el WC y el verdadero espía entra después y al no verme se larga llevándose los documentos…? ¿Pero y si era el auténtico y al no entrar se los lleva de nuevo? ¿En que manual de ufología se explica como reaccionar ante estas situaciones? Y sobretodo ¿Por qué estas cosas “sólo le pasan a Carballal”? Lo que ocurrió a continuación sonará todavía más inverosímil, lo se. Por eso nunca lo había contado. Podría mentir para hacerlo más creíble, pero prefiero limitarme a relatar los hechos tal y como sucedieron.
Decidí arriesgarme, y 60 segundos después seguí al desconocido. El tipo estaba lavándose las manos. Ni siquiera me miró al entrar. Yo no sabía como reaccionar, así que me coloqué ante uno de los inodoros e intente orinar para ganar tiempo. Por supuesto no salió ni una gota. De reojo vigilaba los movimientos del desconocido, que ahora colocaba las manos bajo la secadora, sin prestarme atención. Y a cada segundo que pasaba, yo haciendo que meaba y el desconocido secándose las manos, servidor estaba más convencido de estar haciendo el ridículo.
El tipo termino de secarse. Se bajó las mangas de la camisa y se abrochó los botones con total naturalidad. Y cuando abría la puerta para salir del lavado, ante mi evidente frustración, se giró hacia mi, me dio un golpe en el hombro y señaló la papelera. Después se marchó del baño sin decir ni una palabra.
Ya, ya, lo se. También esto suena a película, pero cuando abrí la papelera, me encontré un sobre tamaño folio. Me temblaba el pulso. Lo cogí con la misma ansiedad con que se toma un tesoro perdido, y me encerré en retrete echando el pestillo. Al abrir el sobre descubrí los ansiados documentos, encabezados con el membrete del CESID y el Ministerio de Defensa, y sendos sellos de Reservado y Secreto. Uno de los informes pretendía exponer la preocupación del CESID ante mis continuas reuniones con funcionarios y exfuncionarios del servicio secreto español, y de otros servicios, durante los últimos años. El otro pretendía recoger un incidente increíble que habría tenido lugar en suelo español: un OVNI estrellado y la “necropsia” de varios tripulantes. Esa noche tuve un susto en la carretera al volver a casa. Si, lo se, también suena a película americana.
Los “Roswell” españoles
En el número 143 de la revista Mas Allá de la Ciencia se publicó una absurda carta al director firmada por quien esto escribe. Una vez más recibí las críticas en silencio: “Ya esta Carballal con sus paranoias”. En aquella carta afirmaba que había sido víctima de un intento de intoxicación por parte de funcionarios del CESID, semanas antes de la publicación de mi libro sobre el servicio secreto español y lo paranormal. Si yo hubiese incluido en el libro los falsos documentos, cualquier “escéptico” podría argumentar que igual que esos documentos eran falsos, el resto del libro podía serlo también. Por eso desee dejar constancia en un medio escrito, semanas antes de la publicación del libro, de que el intento de intoxicación no había funcionado, y que no incluiría en el libro aquellas informaciones falsas.
Debo agradecer al ex-Coronel Juan Alberto Perote, quien fue jefe de la unidad operativa del CESID, y sin duda el 007 español más famoso de la historia, su análisis de aquellos documentos, y su advertencia de que eran falsos. Con la pericia de quien se ha dedicado al espionaje durante décadas, analizó los informes y me descubrió las incoherencias de los mismos. Pero ¿Por qué iba un funcionario en activo del CESID a falsificar unos documentos sobre un OVNI estrellado en España para desacreditar a un pobre ufólogo? Todos sabemos que los “cazamarcianos”, gracias al excelente trabajo del Movimiento Escéptico Organizado (MEO) carecemos de toda credibilidad social… por tanto ¿Qué podía temer el Ministerio de Defensa de nosotros? El ex Coronel Perote, sin embargo me encaminó hacia una respuesta que, según él, podía tener que ver con “extraños aviones secretos estrellados en el sur de España…”.
Y es que quien esto escribe había tenido la oportunidad de investigar varios casos de supuestos OVNIs estrellados en suelo español, sobre los que había caído una inamovible losa de secretismo por parte del ejército y los servicios de información.
El jueves 10 de agosto de 1989, por ejemplo, y según me contaron los vecinos, y Guardia Civil dee El Coronil, Montellano, etc, tropas norteamericanas de la base aérea de Rota recogieron los restos de un OVNI que había sido avistado y filmado esa tarde por cientos de testigos en todo el sur de España. El objeto resulto ser un artefacto militar italiano. A la prensa se le dijo que los testigos habían alucinado al confundir un OVNI con un globo sonda.
El 18 de enero de 1994 un objeto desconocido se estrelló en el monte de Cando (A Coruña) dejando un enorme crater “de unos 5x10^15 ergios equivalente a unos 100 TNT y la masa del objeto supuso unos 150 Kg”, según el informe pericial de la Universidad de Santiago. Miles de testigos vieron el OVNI unos instantes antes del impacto. Según los vecinos militares y “gente de uniforme” aparecieron en el lugar poco después del impacto, recogiendo todas las evidencias. La prensa y el MEO afirmaron que se trataba de un simple meteorito. Pero el informe oficial de la Universidad de Santiago concluye que tras el OVNI de Cando, podía ocultarse un “ensayo militar” secreto. Etc, etc, etc.
Pero en todos esos casos sólo teníamos el testimonio humano, que nos relataba como operativos militares, con frecuencia de la base norteamericana de Rota, se personaban en el lugar donde se había estrellado el supuesto OVNI para recoger los restos del artefacto. Después, el MEO y la prensa no especializada, se encargaban de ridiculizar a los testigos, y caso cerrado. De esta forma las historias sobre OVNIs estrellados en España sonaban a películas americanas fruto de la fértil imaginación de “buscamarcianos como Carballal”. Hasta que ocurrió lo de Barbate…
Mentiras arriesgadas
En el verano de 1996 los OVNIs frecuentaron los cielos españoles. La ya legendaria oleada gallega estaba a punto de desatarse, y la Bahía de Cádiz, enclave OVNI por excelencia, continuaba ofreciéndonos nutrida casuística. En toda la provincia gaditana quien esto escribe pudo recoger abundantes testimonios sobre No Identificados. Algunos, como el protagonizado por el agente de policía Roque Vázquez Domínguez y tres compañeros más mientras se encontraban en sendas patrullas, especialmente interesantes. Una nave triangular, lo de nave sin lugar a dudas, se desplazaba a solo 60 metros del suelo perdiéndose en dirección a la costa africana...
Lo que no sabían el agente Vázquez y sus compañeros es que ese misterioso objeto, o uno idéntico, se estrellaría a 10 km. de la población gaditana de Barbate, ante un nutrido grupo de testigos. De hecho el OVNI se estrelló exactamente en una zona llamada Caños de Meca, y mas concretamente en el lugar de San Ambrosio. Y allí pude entrevistar a numerosos testigos no solo del impacto del objeto, sino de la presencia, una vez más, de tropas norteamericanas, de la Base de Rota, que recogieron hasta el ultimo vestigio del artefacto.
Juan Rivera Domínguez, Francisco López y su hijo, Gaspar Amaya, etc. Sería muy largo detallar todos los testimonios que recogí de este nuevo Roswell español. Esta vez no cabía lugar a dudas. El objeto estrellado en Barbate era un avión espía norteamericano que, ilegalmente, surcaba el cielo español. Y más ilegalmente aún, fue recogido por tropas norteamericanas sin permiso del gobierno.
Según me explicaría posteriormente el diputado de Izquierda Unida, Willy Meier, al reunirme con él en el Despacho nº 18 del Congreso de los Diputados, en Madrid, su partido dirigió una interpelación parlamentaria al gobierno para exigir que se explicase como era posible que tropas extranjeras recogiesen restos de aeronaves no identificadas en suelo español, sin el conocimiento de las autoridades. Según consta en el Boletín del Congreso del 13 de agosto de 1998, y en respuesta a la pregunta de Meier, el Ministerio de Defensa afirma: “Efectuadas las averiguaciones oportunas por los órganos competentes en la actividad aérea en la zona de referencia, lo que incluye al Servicio de Operaciones de la U.S. Navy en la Base Naval de Rota, el Ministerio de Defensa no ha encontrado ninguna constancia relativa a este incidente”. Ya se sabe que las historias de OVNIs son tonterias sin credibilidad.
Pero esta vez, y a diferencia de los otros casos, no sólo teníamos el testimonio de los ciudadanos que presenciaron las evoluciones del “OVNI”, y las tropas que recogían los restos, sino que, por primera vez, un vecino había podido tomar 10 fotografías en las que se apreciaban los restos de aquel “extraño objeto triangular”, ya identificado como un avión espía no tripulado del tipo RPV, e incluso a los militares de la Base de Rota y hasta dos imponentes enormes helicópteros CH-46 recogiendo los restos. Entre las fotos, de incalculable valor, se distinguen con todo detalle piezas del avión espía, como su cámara de video. Ante esta nueva evidencia, presentada por Izquierda Unida en una réplica a la respuesta de Defensa, y según consta en el diario de sesiones de la comparecencia celebrada el 12 de maypor Meier, efectivamente un avión espía del tipo RPV se estrelló en San Ambrosio, y fue recogido por efectivos militares de la Base de Rota. Una vez más, y pese a los intentos de Defensa y del MEO, los testigos no mentían.
Como me había explicado el ex Coronel Perote, y otros funcionarios del CESID y otros servicios secro de 1999 en el Congreso de los Diputados, el Secretario de Estado de la Defensa reconoce que, como evidencian las fotos aportadas etos, tras los OVNIs se ocultan muchas cosas, y por eso es importante desacreditar a los testigos y a los investigadores. Incluso entregándoles documentos falsos que desacreditasen sus investigaciones sobre casos reales, pero políticamente tan incómodos como estos. Si todas estas maniobras de intoxicación y mentiras oficiales, ahora innegables, se desarrollan para ocultar aviones espía extranjeros, maniobras militares ilegales y hasta prototipos no convencionales… ¿Qué ocurriría se tras alguno de esos OVNIs se escondiesen algo más…?
M. Carballal
RECUADRO:
ESPIAS Y OVNIS EN ESPAÑA
Se ha escrito mucho sobre la relación de la CIA, el KGB o el MI5 con el fenómeno OVNI pero ¿y los servicios secretos españoles? El tristemente desaparecido Andreas Faber Kaiser, sin duda el investigador más audaz de la historia de la ufología hispana, fue el primero en abrir camino. El mismísimo General Andrés Cassinello, posteriormente Director General del CESID, le dirigió una desconocida carta en octubre de 1983, a la que adjuntaba un dossier de los casos OVNI recogidos por la Guardia Civil onces, y que por supuesto no se encuentran en el archivo OVNI oficial desclasificado en España.
El CESID, por otro lado, ha organizado 2 cursos de verano en la Universidad Complutense, sobre Servicios Secretos. En el último de ellos los investigadores Miguel Pedrero y José Lesta pudieron aprovechar el turno de preguntas para dirigir al entonces Director General del CESID, Javier Calderón, así como a la representante de la CIA en el curso, una interrogante sobre los servicios secretos y el fenómeno OVNI. La respuesta de Calderón es muy hábil. “Tal y como lo ha presentado la prensa, es decir, marcianitos verdes invasores, el tema ovni no es objeto de preocupación por el CESID. Pero, lógicamente, cualquier invasión del espacio aéreo de un país, y mientras no se defina si tal invasión es pacífica o agresiva, afecta a la seguridad nacional, y por tanto a los servicios secretos. Y por ello, tecnicamente, el CESID y cualquier otro servicio pecaría de incompetente de no investigar las invasiones aéreas de Objetos No Identificados”.
Sin embargo el 5 de febrero de 1993, el mismísimo General Emilio Alonso Manglano, director del CESID antes que Calderón, en una carta personal a J.J. Benítez, daba a entender lo contrario. ¿Acaso las responsabilidades del CESID cambiaron entre Manglano y Calderón? ¿O es que Calderón supo utilizar habilmente las palabras en la Complutense para eludir la pregunta de Pedrero? Me inclino por lo segundo.
Manuel Carballal
Para saber más:
"Los expedientes secretos"
Planeta, 2001.
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