sábado, abril 27, 2013

CARLOS CASTANEDA: El ocaso del Nahual


(Publicado en EOC nº 62)



Antropólogo intrépido, pícaro fabulador, brujo, invento editorial… Mientras algunos “escépticos” aún dudan de su existencia, el nombre de Carlos Castaneda se ha hecho un eco para siempre en la historia de la literatura y el pensamiento mágico.  Autor de algunos de los libros más vendidos en los años setenta y ochenta, creador de toda una corriente de pensamiento, inspirador de peliculas y documentales, portada de la revista Time… Carlos Castaneda es un mito. Pero también fue un personaje real a quien Carlos Fernández pudo conocer y tratar… viviendo la experiencia con cierto desencanto.  El desencanto de conocer al hombre tras el mito. Ahora lo cuenta su experiencia en exclusiva para El Ojo Crítico.
 


Conocí a Carlos Castaneda en el año 1995, durante una charla que brindo a sus seguidores de habla hispana en cierto local masónico en una calle  de los de Los Ángeles. Expectante al estar tan próximo de el, pensaba en si tendría aquel porte de brujo con aspecto intemporal, eternamente joven del que tanto le habían caracterizado mis compañeras de viaje.  

Tal y como me había descrito un año atrás Concha Labarta, mi anfitriona en el "Nuevo Mundo", nos encontramos con un hombre achaparrado, de hombros anchos, piel cetrina, pelo cano y ligeramente ondulado. Su mirada era jovial, penetrante y siempre estaba sonriendo. Sus ademanes eran vivos propios de una persona inquieta, aparentemente nerviosa, caminando de un lado para otro en medio del pequeño ruedo que apenas le dejábamos, rodeándole, mientras le contemplábamos sin sacarle el ojo, llenos de curiosidad.

Todos sus modos y gestos se me antojaban más propios a los de un actor que a los del sobrio brujo con el que siempre había fantaseado. Curiosa ironía esta por haberle encontrado por primera vez en un escenario en el que toda la magia que se puede ver es la propia del celuloide. Tan pronto irrumpió en escena como una estrella, caminando vivaz entre el público, saludo a todos entre entusiastas aplausos con su ya clásica "coletilla": "Hola, soy Carlos Castaneda". En este momento justo  se le cayeron al suelo las llaves que llevaba en su bolsillo. Aprovechando este incidente y mirándolas con cara de sorpresa, primero hizo un ademán de agacharse para recogerlas, al parecer frustrado (tal vez por su supuesta enfermedad?), por lo que luego aprovecho para hacer una de sus acostumbradas bromas al respecto y con voz irónica exclamo: "bueno, ahí se quedan...". Después de lo cual prosiguió su presentación comenzando a hablar del mundo "eternamente joven" de los guerreros del infinito.
 
Yo, perdido en mis cavilaciones, seguía "erre que erre" a mí manera con lo intemporal y pensaba: este hombre desprecia y se mofa de los gordos maestros de Qi Gong y le gusta hacer gala de su porte juvenil. No solo aparenta ni mas ni menos que la edad que supuestamente en el mejor de los casos se le supone sino que, sin duda envidiaría el ver como muchos de esos obesos taoistas dejan a la altura del betún tan prodigado rejuvenecimiento: sus cabriolas y ademanes fruto de la practica férrea y no del etéreo "intento" plasman con proverbial maestría tal habilidad. Vea si usted gusta el video de mi quería maestra de Kung Fu en mi blog.....

Apenas llevábamos unos pocos días asistiendo a los seminarios que la organización Cleargeen impartía en las instalaciones de la Universidad de UCLA en un estadio de Baloncesto. Diariamente acudíamos allí unas setecientas personas provenientes de todo el mundo. Yo había acudido con un pequeño grupo de España liderado por la malograda Concha Labarta: una compañera de fatigas, fotógrafa si mal no recuerdo, una pareja de psiquiatras, una chica mexicana, mi buen amigo “Miguelito” y una, al parecer, expareja preveniente de Canarias (Juan Morales?).

Tome contacto con Concha por primera vez un año antes gracias a la mediación de mi amigo Manuel Caballal. Al poco tiempo, para mi sorpresa ella acompañada de una amiga, tuvieron la  amabilidad de venir a Galicia durantes unos días a impartirme un seminario de introducción a una disciplina que, como profesor del Tai Chi y Qi Gong  me fascinaba: la Tensegridad. Los tres trabamos buena amistad y finalmente acordaron pagarme el billete a Madrid cada mes para hacer seminarios de Kung-Fu y Tai Chi, a la vez que proseguía mi formación en el otro “camino del guerrero”.

Fue un año lleno de inquietudes y búsquedas espirituales que de por si,  independientemente de lo que viniera después, valieron la pena. Nunca olvidare las charlas interminables que sostenía con Concha y con Miguelito. Con dos visiones muy encontradas uno despejaba con admirable agudeza mis numerosas dudas del, para mi, recién hoyado Mundo. Por otra parte ella, en enconadas discusiones y desencuentros siempre me recordaba aquello que con nostalgia aun conservo en mi recuerdo: el Universo de los Brujos no es un mundo de explicaciones sino de misterios y de paradojas. Este ambiente de crispación prosiguió en nuestro viaje tornando este en algo mas convencional de lo que esperaba, lleno de intrigas discusiones y tiranteces de las que siempre me veía en medio.

Me fui sin dudarlo con ellos a la que parecía ser la primera gran manifestación publica de las enseñanzas de Don Carlos, supongo que, como muchos, preñado de ilusiones por ver de cerca a este enigmático personaje.

Por las mañanas practicábamos en el estadio  la tensegridad en sesiones multitudinarias dirigidas por los llamados “jóvenes aprendices” de brujos. “Lo que cambio la cosa”, pensaba para mis adentros, aquello se parecía mas a los grandes stages de Fitness a los que estaba acostumbrado que a una reunión de brujos. Donde estaba aquel ambiente desértico donde el nagual le habría aleccionado en esos pases de los que nunca antes había hablado en sus libros? Parecía haber llegado la hora del “brujo urbanitas”. Acaso los caminos del Águila eran tan inescrutables como los del Señor? Nada parecía tener el menor paralelismo con un mundo de fantasías, paradójicamente extraído de unos libros de los que constantemente citaba entre llantos, aquellas melancólicas genialidades del legendario Don Juan.
 
Los pases mágicos pese a que ya conocía muchos de ellos, siempre se me antojaban toscos y un tanto teatrales cuando no ingenuos. Cualquier maestro de Qi Gong sabe que sus ejercicios tienen mucha mas “miga” que aquellos ademanes del intento, claramente inspirados en nuestras disciplinas, así como en otros mas propios de los bailes populares... pero siempre quedaba el misterio fácil: al parecer no es la complejidad o lo especial del gesto sino el intento dejado en ellos por los brujos. Puestos así uno se callaba y seguía adelante en denodado intento por sentir como brotaba ese ímpetu  energético que al parecer dejaba a los hormigueos del qi en meras bagatelas. Después nos hablaba jocoso entre carcajadas de los asistentes como su maestro de Qo Gong se había caído por las escaleras, ridiculizaciones del water de su profesor de facultad un tal Gardfinkel  y como Alan Wats le había hecho propuestas deshonestas. To eso debidamente amenizado por frecuentes excavaciones escatológicas sobre el tamaño del miembro de Don Juan y otras inmundicias sublimadas por la segunda atención. Yo no veía en eso más que segundas intenciones por supuesto.

Cuando caía la tarde acudíamos elegantemente trajeados (así lo ordenaba el protocolo), en un ambiente de formalidad que poco pegaba con ese look tan escatológico, histriónico e informal que tanto les caracterizaba. Escuchábamos charlas del nagual y de las brujas que eran traducidas simultáneamente  por la que, según me dijeron era Zoraida, el “explorador Naranja” (la “hija energética” del Nagual?)... genes o no en común les aseguro que pese a parecerme todo una farsa no lo hacían mal: cuando el Nagual rompía a llorar, ella al mismo tiempo hacia lo mismo sin dejar de traducir sus palabras como su llanto. Que buenos actores, me decía: es este el teatro de lo real del que hablan en su Arte del Acecho?.
                           
Ni que decirles tiene que ese mundo urbano del brujo estaba más que asesorado no solo por el teatro sino por el Marketing. En cada sesión nos esperaban con toda una hilera de tenderetes en los que las mismas delegadas que nos vendían toda suerte de artículos de brujería: los libros por supuesto (aquellos de los que luego mas tarde nos decía imperativamente: quemadlos?), objetos de poder, y muchos que ya no recuerdo pero los que mas me impactaron fueron aquellas camisetas que decían con letras chillonas “Killers of self importance”. Eso me dejo atónito: creía que esa exclamación era algo más silencioso, algo más sutil que una consigna revolucionaria al más estilo Hippie. Pero, después de todo, llegados hasta aquí, gastado el presupuesto de mis vacaciones, casi peleado con mi pareja, decidí seguir adelante y dejar de lado mis “prejuicios”. Después de todo como me decían: el camino del brujo es como firmar un cheque en blanco. Así que puestos a hacer teatro me dije: adelante con la copla, viva la disonancia cognitiva.
                           
 Una de esas tardes se presento Taisha Abelar y nos impartió una de esas doctas conferencias de lo irreal, relatándonos como viajaba en avión acompañada de un ser inorgánico. Este era algo parecido a una especie de morsa voladora que por supuesto se desplazaba al lado del avión, volando como Suerman, como un perrito faldero encariñado con su dueña. Después de leídos los libros esto entraba mas o menos crédulamente en nuestra ya de por si dilatada fantasía, pero lo mejor llego cuando nos dijo que por la tarde lo traería allí y nos dejaría verlo. Que expectación hubo en la sala: todo era un mar de murmullos al respecto. Ni que decir tiene que, como ya supondrán, por la tarde llego el turno del nagual que tornando en severo tono su histriónica versión al respecto, dijo tajantemente que le había prohibido tan atrevida función. Tal vez temía nuestro gurú de lo insólito otro mar de pánico a lo Orson Welles? Acabaría su mascota, casi extraterrestre, en las salas de disección de la Nasa?
                           
Pudimos ven también a la explosiva rubia Florinda Donner: tanta dinamita energética fue como  un soplo de entusiasmo para aquellos que preferían su estilo más ambiguo que juvenil. De ella no recuerdo nada especialmente destacable como tampoco de su otra supuesta hija, el explorador Azul, todas ellas uniformadas con su peculiar moda de hechiceros modernos (como alguna de mis amigas) con los hábitos del pelo corto, teñido a veces en mechas blancas y ropas “de batalla”. Taisha con su feminidad parecía contrastar de ese look.

Si esto les puede parecer sospechoso, le diré que el día de mi decepción mayor llego cuando soltaron otra de sus bombas cognitivas: esa noche íbamos a Ver (todos) la energía: ya no era necesario pasar todos los cangeles del viejo nagual en las tétricas cuevas de los brujos para esa hazaña: allí estaba el nagual dispuesto a apuntarnos con su meñique y de un plumazo darnos la E-Videncia de su mundo. Hicieron salir al estrado a  un grupo de unas diez personas a las que dispusieron en fila. Imagínense un número de hipnotismo de cualquier magazine de la TV: tal cual estamos acostumbrados a ver hacían una señal con los dedos entre los ojos del paciente y este caía en brazos de una persona que le recogía por detrás y le depositaba en el suelo. Seguidamente nos hicieron cerrar los ojos a todos y sin muchas mas explicaciones así nos dejaron... Pasaron los segundos, los minutos, bien largamente estimo que ella media hora y NADA, esa cortina de negro azabache de vez en cuando destilaba formas vagas, mas fruto del deseo, contrariado por no topar el  menor resplandor. así, poco a poco, mientras escuchaba sonidos de como la gente se iba levantando cansada de esperar en vano, algunos atrevidos abrimos los ojos (bueno los parpados mas bien) y pudimos constatar como la mitad de los espectadores ya se habían ido. En cuando a los brujos ya no quedaba ni uno en el palco. La función había terminado pero sus durmientes voluntarios yacían allí todavía: quien sabe si soñando o ensoñando. Nadie parecía dar la menor muestra de desencanto sino más bien de desconcierto. Después de todo llegados tan lejos, lo primero aun nos daba opciones de algo más, mientras que lo segundo nos relegaba a la más amarga de las conclusiones: abrir los ojos y no solo los parpados después de tan ilusionista espectáculo.
 
Una chica de New York al día siguiente me decía, alucinada, haber visto como ellos repartían bolas de luces para todos los presentes. Sus ojos exaltados parecían más invadidos por el fanatismo que por la energía. Para mi fuero interno cada vez estaba mas claro que aquello era la perfecta imagen, la experiencia de mi vida en cuanto a ver desde dentro como funciona una secta. Destructiva o no tenia todos lo elementos en la mesa y yo había a su vez puesto toda la carne en el asador.

Pero aun quedaba mas: entre bailes y guiños al Infinito (hasta coincidimos con un torneo de tenis llamado Infinity) otros gurús (esta vez mas familiares para mi) hacían su aparición. Después de todo no hay mejor publicidad que la dedicatoria de unos libros tan vendidos. De todos sus lectores es sabido que Don Carlos dedicaba uno de ellos al maestro de Kung-Fu Howard Lee, también residente en Los Ángeles. El, prestamente, aprovecho esta presencia multitudinaria en la ciudad para transmitir también su otra luz. A sus sesiones curativas acudieron  muchos de los asistentes. Del resultado (tan anegado estaba yo de la otra) que apenas tuve tiempo a reaccionar, poco pude saber. Este maestro fue entrevistado años después en Redes por Eduardo Punset. Le juro a ustedes que tiempo después encontré a este presentador en el aeropuerto de santiago y a punto estuve de sugerirle que invitase a esa persona  a su programa, pero por mi timidez del momento, desistí. Tal fue mi sorpresa que algún tiempo después salio la citada entrevista. Serian las brujas de allá o las meigas de acá? Quien sabe. El viaje en si no fue para nada mágico, pero si he de reconocer que hubo cosas en torno a el (antes y después) que tal vez si lo fuesen. Tal vez, no lo se.

En una ocasión todos pudimos ver como un espontáneo que se coló en las instalaciones para hacer una foto, apenas llego a  la grada cuando un fornido policía se le echo encima y dio al traste con su valiosa foto del nagual.

El penúltimo día  se organizo una gran fiesta de despedida en la Tensegridad: tocaba esta vez practicar los pases de bailes latinos de Silvio Manuel, el bailarín en los que supuestamente habría dejado impreso a golpe de zapato el intento mágico (esta vez flexible)de los brujos. Todo eso de bailarle salsa al infinito se me antojo el colmo del acecho y decidí rendirme a la evidencia y optar por un buen paseo por el campus de UCLA, en el campo de futbol sentado en la hierba y mirando para una ardilla que hizo aparición por allí me dije: será esto otra señal para que recapacite y vuelva al ruedo/nido? O será si una  como tantos miles de otras que han pasado en mi vida, por mis ojos y no he sabido apreciar? Necesito estar ahí dentro aborregándome para contemplar el misterio? O está ahí fuera en cada pequeño fenómeno que por cotidiano y corriente despreciamos en aras de una energía que se antoja predadora, manipuladora y arrojadiza?

Para los adoradores del Nagual tengo que decir que no todo son agrias palabras desde un ojo crítico, sino también dignas  alabanzas de oído fino de muchas cosas que (meritos suyos o plagios de otros saberes más dignos de crédito) nos deja ese legado, novelesco o no del linaje de los brujos.

Y es que en aras del Intento inflexible, de los designios inescrutables de la Conciencia Universal, en una cosa si le doy la razón: ser impecable es el mayor de los retos del guerrero. Pónganse a la labor y verán cuan imposible se antoja tan simple y laberíntico propósito: tanto como aceptar aquel axioma libertario del que tanto se hacían eco en las charlas: “Yo, fulanito de tal, que se va a morir, bla bla bla...”. Yo escuche con mis propios oídos como Concha pronunciaba esta letanía, entusiasmada y encendida con la que al parecer era la apuesta de su vida: ese cheque en blanco que siempre me ofrecía para firmar. Aquel que (como a todos) le paso factura años después? No lo se. Pero si se una cosa que siempre recordare aquello que engañada o no decía con entusiasmo: vivir la vida como un misterio, desestimar como ella hacia, tanta explicación “racional” de lo que es de por si y será siempre eso: misterio.

Desde los luceros ella tal vez nos mire ahora y nos guíe. He estando estos años esperando para escribir este artículo. Solo el recuerdo de ella me ha animado a hacerlo. Después de todo por conocerla valió la pena. Desde aquí te brindo al modo que, amiga mía, te hubiera gustado más: hasta pronto, estés donde estés.
Carlos Fernández*    
               *Profesor de artes marciales



17 comentarios:

Isa* dijo...

Buenísimo artículo, en el que el mito se me derrumba. De hecho, Carlos Castaneda, no tiene buena prensa. Le califican, en algunos medios, como una persona inaccesible, ególatra y mujeriego. Creo que no supo aplicar las enseñanzas de Don Juan, a su vida, el cual si fué un verdadero brujo. Nada que ver con el guerrero impecable que era Don Juan Matus.

diegochz dijo...

Buenas! me encanto el articulo, soy de buenos aires y recién me enteré que la señora Concha Labarta murió, lo úlitmo que leí de ella fué lo del "puzzle" Castaneda, como renegando del escritor. ¿Ustedes podrían decirme de qué murio la periodista? me intereza porque yo también puse mucha fe y energía en el tema castaneda, lo cual me trajo algún que otro problema. En internet solo hablan de la fecha d esu muerte, pero me gustaría conocer la causa y si su decepción con castaneda tuvo algo que ver. Desde ya muchas gracias y saludos a toda España.

Don Julio dijo...

No es cierto. No se cae ningún mito. El Nagual siempre fue sumamente esquivo y la gente veía en él el reflejo propio de su estupidez cotidiana.
A propósito de este relato, les invito a leer un comentario ad hoc en http://linajenagual1723.blogspot.mx/2013/11/naguales-y-tonales-mundanos-deformados.html

Saludos.

Anónimo dijo...

Castaneda sin duda es un farsante…. Un farsante que por un lado ha hecho mucho dańo y por otro ha dejado una gran obra llena de mensajes bonitos y prácticos que coinciden con otras tradiciones y disciplinas. Hay que leerlo y entenderlo de forma critica, que no significa racional, sino con el corazón y poniendo a trabajar la intuición. Yo no me creo nada y creo todo, pero hay cosas que comparto y otras que no. Práctico te seguridad y al igual que otras disciplinas me parece fantástica por sí misma. Me quedo con lo útil con lo bueno y con lo práctico… Lo demás no me interesa ni me condiciona. Abrazo cordial.. Buscadores.

http://sustainedaction.org/Spanish_pages/una_conversaci%C3%B3n_con_cleargreen.htm

http://www.sjarre.com.ar/2009/04/la-verdadera-historia-de-carlos.html

Anónimo dijo...

Castaneda era un oportunista cuya obra lo superó. El valor de sus libros va más alla de si sus relatos fueran reales o no. Definitivamente ninguno de sus trabajos tiene algun valor antropológico es mas bien literario. Aprovechó su fama para alinentar su egolatría, que mayor prueba que ver como terminó su grupillo llamado "las brujas de Castaneda" eran como una secta que lo seguia ciegamente sin ningun signo de esa conciencia de la que tanto escribió; sin duda un charlatán en la vida real, un gran ingenio en su obra literaria por lo menos en sus 3 primeros libros.

SmallTour dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
SmallTour dijo...

No podrías opinar esto si el no las hubiera escrito. Carlos viene a ser un humilde ensalzador de tan vasta figura del corazón como lo fue Don Juan. Y para resaltarlo aun más, para apartarse de la luz de su maestro, actua desatinadamente controlada mente. Puro No Merchandasing.
Ni de si mismo.

SmallTour dijo...

No podrías opinar esto si él no las hubiera escrito. Carlos viene a ser un humilde ensalzador de tan vasta figura del corazón como lo fue Don Juan. Y para resaltarlo aun más, para apartarse de la luz de su maestro, actua desatinadamente controladamente rebajandose. Contraste y puro No Merchandasing.
Ni de si mismo.

Unknown dijo...

Sus textos son valiosísimos a nivel humano. Pero él es un hombre normal y corriente, y ya lo sabría él. Pero considero que fue un iluminado por las musas, y en tanto tal tmb merece mi admiración. No es fácil hacer un DonJuan. Es muy fácil ser C.Castañeda, dejémoslo así.

Unknown dijo...

La pregunta es,en verdad murió Castañeda?yo no lo creo normalmente personas como ellos no mueren desaparecen del ataúd y siguen su vida pero de una manera diferente mejor que el de cualquier ser humano no importando qué titulo tengan y ellos nunca van a estar a la vista de cualquier ser humano normal porque no tiene la capacidad de ver las cosas como son.

Unknown dijo...

Que importa que carlos castaneda no haya sido lo que muchos esperaban, profundo, racional, místico, extraordinario??? es que no saben que los brujos lo toman todo con mucha gracia, burla, son contradictorios por naturaleza, que tanto critican su manera de ser, si no fue como quisieran que hubiese sido???. Escribió y popularizó a Don Juan, es más que suficiente...tiene un espacio ganado en nuestros corazones, para que pedir más, y si quieren más??? búsquenlo en ustedes mismos, aprendan a crear, si es que quieren y pueden, Carlos fue un soñador, un chamán, de mi tierra del Perú, de cajamarca, de Piura, tierra de chamanes...

Tleyotl dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Tleyotl dijo...

Me ha gustado mucho el relato, que coincide con muchos testimonios de personas que han conocido a Castaneda y que remata con el relato novelado de Amy Wallace. He investigado durante muchísimo tiempo, lo bastante como para estar completamente seguro de que Castaneda fue un extraordinario escritor y creador de ficciones. Inteligente como para obtener un doctorado con una tesis que se saltó bastante de las normas que se exigen a un trabajo científico. Su trabajo como antropólogo ha sido ampliamente criticado con argumentos de mucho peso. De su etapa última, como vendedor de Tensegridad y Recapitulación, quedan anécdotas y relatos descabellados mucho menos elegantes que la mayoría de lo que escribió. La seudología fantástica convertida en arte literario. Taisha logró el doctorado (con otro nombre, claro), pero Florinda, menos hábil, no llegó a obtenerlo, e incluso fue acusada de plagio.

Obsérvese cómo decayó todo a partir de El Conocimiento Silencioso. Al releer Las enseñanzas de don Juan, y sabiendo más sobre las pistas que dejó, resulta clarísimo lo disparatado de tomar por etnografía lo que es simplemente literatura de apariencia etnográfica. La viuda de Ramón Medina, uno de los candidatos que se ha considerado que pudieron inspirar el personaje de don Juan, dijo de Castaneda que fue amigo y visitó varias veces al curandero, pero que no aprendió nada. Sí, es brillante el artificio de borrar huellas y practicar el acecho como justificación de la impostura. Casi todo el mundo lee el episodio de los lagartos sin reparar en el absurdo de coser los párpados de un lagarto y la boca de otro con fibra vegetal sin hacer un verdadero destrozo.
He disfrutado mucho leyendo a Castaneda, pero la Tensegridad me decepcionó. Estoy de acuerdo en que no alcanza la sutileza del Qigong o el yoga. Por cierto, que la salud de Castaneda no fue tan buena como podría pensarse, pero el se inventaba historias para justificar sus achaques.
No acepto la idea de que haya personas que estén por encima de los criterios de evaluación de la honestidad o la sinceridad. Castaneda y sus socias ganaron mucho dinero con sus seminarios, y la adoración de los más fanáticos le daba un tremendo poder. Pero un poder no basado en la magia sino en la seducción. Dinero contante y sonante y poder e influencia sobre otras personas, eso es motivación suficiente para urdir todas esas historias, pero hay algo más. De acuerdo con numerosos testimonios Castaneda era una máquina de decir tonterías y era dado a ridiculizar y humillar a cualquiera, lo que sugiere que realmente se divertía engañando. Hay que añadir el testimonio de Amy Wallace sobre su vida sexual, nada propia de alguien que recomienda el ahorro de energía.

Tleyotl dijo...

Los interesados en obtener una pista sobre don Juan no dejéis de leer a Jay Courtney Fikes: "Carlos Castaneda, Oportunismo Académico y Los Psiquedélicos Años Sesenta". Podréis comprender la diferencia entre la pseudoantropología de Castaneda y el trabajo de campo auténtico. La pista Huichol era bastante evidente, porque los Yaquis no usan peyote. Castaneda no tuvo contacto ni siquiera con auténticos iniciados huichol, sino con una especie de curanderos de etnia huichol bastante aculturados. Usó esos contactos y la información proporcionada por colegas de la UCLA para dar un pocod e verosimilitud a su creación. ¿Nadie ha reparado que en los libros no aparece ni una sola palabra de la lengua propia de yaquis, mazatecos o huicholes. Lo del nagual (nahual en realidad) y el tonal tampoco lo explica de la forma en que lo explican los indios. Y lo de mescalito, je, je, je... es una de las bromas más divertidas.

Andrés Martínez dijo...

Vivimos en un mundo relativo plagado de peligros. Peligros estos que muchas veces tienen nombre y apellidos, rostro y forma de humanos espabilados en busca de fama, sexo y dinero. Pero como corresponde a un mundo donde impera la ley de la relatividad, nada es completamente bueno y nada es completamente malo, una vez pasa el tiempo y la experiencia te ayuda a descifrarlo. Para mi Castaneda fue un toque de atención, era entonces un joven ateo y materialista seducido por los placeres materiales y poco dado a dejarme convencer por religión ni secta alguna, tampoco estaba interesado en el conocimiento, ocupado como estaba en sostener a mi familia y crear un futuro familiar decente, pero el tema de la percepción me sedujo, no del todo, pero si lo suficiente como para cambiar el enfoque de mi perspectiva. El caso es que, pasado el tiempo, con la perspectiva que tengo actualmente, veo que la obra de Castaneda no solo es fraudulenta-un timo en toda regla-sino que, también es peligrosa. Gente hay que tiene serios problemas de visión por haber hecho caso al escritor. Pero bueno que, ya digo que, para mi fue el empujoncito que me puso en marcha, digamos que me abrió la mente a otras posibles dimensiones de la realidad y me sacudió la pereza espiritual y me puso en el camino. Hoy en día miro atrás y sonrío con sorna viendo lo inocentes que podemos llegar a ser los humanos. Por suerte para mi, nunca me dejé atrapar por eso tunos embaucadores que tanto abundan en este mundo nuestro. Y a mis años, voy camino de los 70, ya no creo que nadie me pueda echar el lazo. Me quedo con el Libro de Urantia que para mi es auténtico. De castaneda las risas y el disfrute que me produjo entonces las cosas que contaba. Entretenido me tuvo y eso se agradece. Los hay mucho peores.

Andrés Martínez dijo...

Respecto de la magia.
Yo no creo en la magia. No creo en ella porque la he estudiado y practicado. Y no creo en ella por una sencilla razón: porque a mi juicio la magia no sería una religión, como pretenden algunos, ni tampoco una ciencia como predican otros. Porque veamos: ¿Cómo se prueba, verifica o valida que una determinada disciplina es ciencia? Solo hay un modo. POR LOS RESULTADOS QUE PRODUCE. Y francamente, no conozco a nadie que haya curado enfermedades como el cáncer por medio de un acto mágico. Ojo, y eso lo digo yo que creo que la fe verdadera puede hacer milagros, sí. Pero la magia no es fe, es una estrategia mental que persigue engañar al subconsciente individual y colectivo- pretendidamente mágico- para que realice esos prodigios. Para eso son los rituales, y todos los pretendidamente magos o brujos que he conocido eran unos farsantes en busca de fama, dinero y sexo, sin escrúpulo alguno ni pizca de consciencia de Dios. Me he pasado media vida estudiando a esta gente solo porque quería saber si dios o la magia existían realmente. Al final he concluido que Dios existe ciertamente, la magia no. Y las religiones y las sectas son un negocio fabuloso. Todas ellas. Pero Dios lo tienes contigo todo el tiempo, es gratis y es ¡maravilloso! Jajajajaja. Pero no me hagáis caso, cada cual que crea en lo que le dé la gana. Un saludo cordial para todos.

Tleyotl dijo...

Me parece genial tu comentario, Andrés Martínez. Es impecable porque expone un punto de vista de forma clara y respetuosa. Un saludo.