miércoles, junio 21, 2006

Schiariti: El caso del mentalista mentiroso


Por Manuel Carballal

"Jesús se volvió, y, viéndola, dijo: Hija, ten confianza; tu fe te ha sanado...", Mateo 9, 22

Cuando Jose Antonio Campoy -director de MÁS ALLÁ- me pidió que investigase el caso me entusiasmé. Jose Antonio había presenciado alguna demostración de mis "poderes mágicos" para adivinar el pensamiento, mover objetos a distancia, levitar cuerpos, etc., así que me invitó a estudiar al sujeto en cuestión y a elaborar un informe para MÁS ALLÁ. La propuesta me excitó. Para todo investigador de lo paranormal resulta un reto estimulante el enfrentamiento con un supuesto sensitivo que afirma poseer capacidades parapsicológicas. Arsenio, Montse y Javier Sierra, miembros de la revista, ya se habían entrevistado con nuestro hombre, y me describieron con detalle cual era la técnica que el supuesto dotado utilizaba para manifestar sus presuntos poderes extrasensoriales. Sonreí. "Casualmente" esa misma noche había celebrado mi cumpleaños, en compañía de algunos amigos, en Houdini, un local de ilusionismo que los martes dedica su espectáculo al mentalismo.

Aclararé que en el amplio mundo de la magia existen muchas especialidades; entre otras la cartomagia, prestidigitación, grandes ilusiones, micromagia o mentalismo, este último dedicado a reproducir efectos de falsa parapsicología (Ver MÁS ALLÁ nº 78). Sin embargo muchos dotados de capacidades parapsíquicas se autodenominan mentalistas, en relación con su poder mental, y no a habilidades ilusionistas. Sea como fuere, lo que mis amigos de MÁS ALLÁ habían presenciado con el supuesto dotado me recordaba mucho el espectáculo que yo había presenciado la noche anterior en Houdini. Sin embargo solo un análisis "in situ" me permitiría averiguar si el dotado en cuestión utilizaba trucos de magia en sus demostraciones, o realmente se trataba de un genuino paragnosta, así que, entre MÁS ALLÁ y un servidor preparamos una estrategia para llevar a cabo la investigación.

Lógicamente yo no podía presentarme ante el supuesto dotado como un escéptico ilusionista dispuesto a desenmascarar fraudes paranormales, así que la redacción de MÁS ALLÁ me inventó una identidad falsa y concertó una reunión con la manager de nuestro hombre, presentándome como un reportero de la revista con la misión de redactar una entrevista con el famoso mentalista. Y así, en una mañana de lunes, me reunía con el supuesto paragnosta en su lujosa consulta del madrileño Paseo de la Castellana.

Ricardo Schiareti, Metapsicólogo y mentalista El objeto de estudio era un supuesto dotado argentino que, establecido hace nueve meses en Málaga, pretende adquirir un gran protagonismo en radio, prensa y televisión española. Avalado por un espectacular "merchandising" en Argentina, ha escrito libros, editado CDs y cassettes, realizado programas de radio y TV propios, etc.

Muchos televidentes españoles recordarán el atractivo rostro de Ricardo Schiariti por sus intervenciones en programas de tanta audiencia como El Juego de la Oca, Esta noche cruzamos el Mississippi o Fuerzas Ocultas. Por fortuna yo conservo en mi archivo todas esas intervenciones televisivas de Schiariti, y estudié detenidamente sus actuaciones antes de reunirme con él. En dichas actuaciones Schiariti demostraba sus supuestos poderes de clarividencia, precognición, telepatía, etc. Poderes que hicieron del presunto sensitivo un famoso astro de la pantalla en su Argentina natal. Nuestra entrevista previa me serviría para estudiar y conocer un poco a nuestro hombre antes de poner a prueba sus poderes parapsíquicos.

Su entrada en el despacho de Cintha Need, su manager, fue cuando menos, pintoresca. Mientras la representante me facilitaba el press-book de su representado y me narraba con detalle los maravillosos poderes del dotado-estrella de la televisión, la puerta se abrió de golpe y allí apareció él, con una resplandeciente sonrisa. Sus primeras palabras: "¡Hola! Yo soy Ricardo Schiariti, el mismo que viste y calza".

Nacido el 3 de agosto de 1957 en Lomas de Mirador (Buenos Aires), Schiariti afirma haber curado -o haber "intermediado en la curación"- de más de 70.000 personas de todo tipo de enfermedades, incluyendo cáncer y SIDA. "Vidente de los famosos", en Argentina, dice contar entre sus clientes con personajes como Diango, Anthony Quinn o el protagonista de Karate Kid.

-MÁS ALLÁ: ¿Cuándo descubriste tus poderes? -RICARDO SCHIARITI: Siendo solo un niño. Mis padres y mis hermanos ya me consideraban un niño raro. De hecho casi no tenía amigos, y siempre me sentí diferente. A los 17 años dejé mi casa y me fui a Tierra de Fuego, para trabajar como sanitario en un Hospital. -MA: Es decir, que tienes conocimientos de medicina... -RS: Sí, pero además yo tenía un don especial. La gente venía a mí para que yo la curase con mis manos. Y de pronto me di cuenta que venía más gente a verme a mí, de la que venía como paciente del hospital, así que decidí dejar el hospital para no entorpecer su labor y establecer mi propia consulta. Hasta los 23 años no fui realmente consciente de mi talento. -MA: Y decidiste dedicarte profesionalmente a la sanación... -RS: Sí. Al principio no cobraba por las curaciones, lo hacía todo gratis, pero la gente al no cobrarles creían que era un chanta, un timador, que no era auténtico. Así que tuve que empezar a cobrar. Aunque sea una pavada la gente no valora lo que no paga. -MA: ¿Tenías vocación por el mundo de la salud? -RS: En realidad yo quería ser cantante, o actor, incluso llegué a trabajar como actor en alguna telenovela sudamericana que también se emitió en España. Pero como actor era un boludo. Además yo no elegí. La gente me llevó a curar, a ayudarles, y eso es lo que debo hacer. Todos tenemos una misión en la vida.

A medida que avanzaba la entrevista yo identificaba frases que Schiariti me decía, como casi las mismas que utiliza en su libro autobiográfico Revelación del Nuevo Ser, que también me había empollado antes de reunirme con él, aunque naturalmente eso Schiariti no podría saberlo a menos que tuviese poderes extrasensoriales.

"Mi destino es dejar que los hombres, como a los árboles, me conozcan por los frutos que doy" (Pág. 17); "Me ha sido dado enjugar las lágrimas de los hombres pero no derramarlas sobre ellos" (Pág. 18). Realmente Ricardo Schiariti no afirma ser un ser sobrenatural, pero su forma de hablar y su puesta en escena hace que, sin decirlo, todo interlocutor -y especialmente los más crédulos- lo considere una especie de ángel, gurú o maestro espiritual.

-RS: Yo soy vidente, como tú, porque veo, sino sería invidente. Yo soy mentalista, porque tengo mente, como tú. Yo soy clarividente, porque veo claro... lo único que ocurre es que yo veo un poco más allá y un poco más claro que los demás. -MA: Pero sin embargo afirmas que puedes percibir información de las personas con solo mirarlas, que puedes conocer su pasado, y su futuro. -RS: Sí, yo no sé como lo hago. Yo hablo con una persona, o la cojo de la mano, y de pronto lo veo todo, ¡todo!. Yo podría ahora decirte tu pasado, tu futuro, podría decirte cuantos hermanos sois, cual es tu trabajo, tus gustos. Ese es mi don. -MA: ¡Estupendo! Pues por mí "dale caña". ¿Podrías hacerlo ahora? -RS: ¡Claro! Sin embargo yo sé que si miro a alguien a los ojos y comienzo a decirle cosas la impresión es terrible. No puede entender como yo puedo conocerlo todo de él. Por eso utilizo herramientas como un baso de agua, la piromancia, etc. Al ver las llamas, o el agua como una bola de cristal, le parece más creíble lo que le digo. -MA: Sí, ya, claro... -RS: Si yo, con solo mirarte te dijera que tienes una hermana, y que tus padres están separados te impresionaría...-Schiariti espera mi reacción, pero yo mantengo cara de poker- ...pero si te digo lo mismo con un tarot delante, o quemando un papel en un cenicero te parecerá más racional.

Realmente Ricardo Schiariti tiene una mirada sumamente penetrante, y conoce bien las modulaciones de voz. Sabe crear un ambiente excelente en su consulta para seducir e impresionar al cliente, pero aún así yo no tengo hermanas, y precisamente el día que escribo estas líneas mis padres celebran su treinta aniversario de bodas. El poder del mentalista Charlamos durante casi dos horas, y por fin llegó el ansiado momento. Nuevamente Schiariti insiste en que podría adivinar todo mi pasado, presente y futuro sin necesidad de ningún instrumento. "Como herramienta -dice- podría utilizar cualquier cosa, éste lápiz, este pisapapeles, esta mesa... o por ejemplo este cenicero. Vamos a hacer un ejercicio de piromancia, una técnica que ya utilizaban los antiguos griegos.

Mientras el dotado argentino me describe las excelencias de la piromancia yo disfruto como un enano. Su puesta en escena es excelente, aunque después comprobaría que su destreza técnica no lo es tanto. Schiariti coge el cenicero, una caja de cerillas que "casualmente" estaba sobre la mesa, una campanilla que también "casualmente" estaba sobre la mesa, y una hoja de papel con un circulo y unas preguntas en el centro, que también estaba encima de la mesa de su consulta "casualmente". Me explica que debo escribir en el centro de la hoja el nombre de una persona querida y su edad, los problemas que me preocupan y mi fecha de nacimiento. A continuación dobla la hoja explicándome como debo dejarla una vez haya escrito esos datos. De pronto parece caer en una especie de trance y escribe algo en un parte del papel y me pide que elija dos números entre varias posibilidades, luego me pide que sume, reste y por fin descubre el papel y veo que había escrito previamente los números que resultarían de mi elección. Yo pongo cara de pánfilo y dejo escapar un ¡ohhh!. Es un viejo efecto de mentalismo "matemático", lo que se llama un "forzaje".

Con sonrisa triunfal el dotado sale de la habitación y yo escribo en los lugares indicados los datos que me ha pedido. Todos son auténticos menos dos, supongo que un dotado sabrá identificarlos. Toco la campanilla y Ricardo regresa al cuarto. Toma la hoja que yo he doblado siguiendo sus indicaciones y la rompe. Me acerca las cerillas y yo prendo fuego a los trozos de papel. Schiariti los deposita en el cenicero y concentra su profunda mirada en las llamas. Transcurren unos segundos de suspense. Yo contengo la sonrisa. Schiariti frunce el entrecejo. El fuego consume los papeles. Schiariti habla. Con voz pausada, como si arrancase cada información de un lejano archivo akásico, el vidente apunta algunas informaciones: "Eres inteligente, rápido de mente, tal vez... sí, eres Géminis". Yo arqueo las cejas y continuo boquiabierto, aunque empieza a agarrotárseme la mandíbula.

"Una mujer, -continúa el adivino- un poco mayor que tu, treinta, no... treinta y dos años... Anibel, no, Anais, no... se llama Ana..."

Durante unos minutos Schiariti "lee" mi pasado y augura futuro probable. Yo mantengo la cara de pánfilo mentecato y dejo escapar un "¡ohhh!" tras otro, el maxilar ya me pesa. Schiariti sigue "leyendo" mi destino: "Te preocupa un problema de trabajo... la economía aprieta... ya veo... hay una deuda pendiente...".

Schiariti concluye su diagnóstico y con una gran sonrisa de satisfacción, supongo que influida por la expresión de asombrado mentecato que continuo dibujando en mi rostro, me dice: "¿Sorprendido?. Espero que escribas una buena entrevista sobre mí". Y en ese momento yo borro la expresión de asombro y la sustituyo por una pícara sonrisa. "Pues se me plantea un problema -le respondo- porque lo que has hecho hasta ahora son trucos de ilusionismo". Y ahora es Schiariti quien muda su irónica sonrisa por una pánfila expresión. "Yo... no... quien... ¿ilusionismo? ¿a que llamás vos ilusionismo?".

El truco es viejo, muy viejo, tanto que ya ni los más veteranos magos mentalistas españoles, como Marko, Anthony Blake o Magic-Kim los utilizan, aunque lo incluyen en sus libros y cursos de magia. Cuando Schiariti rompe el papel, lo hace por lugares concretos, manteniendo la doblez central, donde permanece el círculo con los datos, bajo su pulgar izquierdo. Cuando el consultante quema el resto de los papeles, se lleva "por empalme" el trozo con la información bajo la mesa, y mientras el cliente concentra sus ojos en las llamas, el mago lee los datos y a partir de ahí deduce y fábula. Después, con un gesto aparentemente natural se guarda el papel y continua el teatro.

Schiariti tarda unos segundos en reaccionar. Es un tipo corpulento, al menos más que yo, y estamos solos. Por un momento temo que al verse descubierto reaccione con violencia. Imprudente de mí remato la faena: "Te has llevado el papel con mis datos bajo el pulgar y ahora lo tienes en el bolsillo izquierdo del pantalón". Afortunadamente Schiariti prefiere intentar de nuevo convencerme el lugar de partirme la cara.

"Verás que no es truco -me dice nervioso mientras escribe algo en un papel que vuelve a colocar boca abajo-. Piensa en cuatro colores, menos el blanco o el negro que son la negación del color y la suma de todos, piensa cuatro colores y tacha uno".

Por un momento siento compasión. Ya es mala suerte, resulta que también conozco este truco. Le sigo el juego, pero deliberadamente le estropeo el truco eligiendo ciertos colores. Schiariti pone cara de circunstancias y cambia de tema sin levantar el papel y enseñarme lo que él a escrito y que yo no he visto aún. Me habla de que a veces es necesario impresionar al público con un show, que eso les permite creer en sus poderes y así les ayuda a curarse. Coge un ejemplar de su libro y lo abre por la página 121 y me lee: "(el paciente) necesita creer en algo. Que yo le demuestre, que le haga un poco de magia. Que lo sorprenda. Todos necesitamos un poco de magia. ¿Y para qué lo pide? Para creer. Las distintas técnicas de adivinación no son más que un show armado para el consumidor, rituales mágicos para adornar, para provocar la fe en la gente. Dan fe...". Se me hincha el pecho de satisfacción. Antes de reunirme con Schiariti yo había subrayado en su libro exactamente ese párrafo, suponiendo que sería la coartada que utilizaría en caso de ser descubierto. ?¡Touché!

Shiariti justifica así la utilización de trucos de magia, y asegura que él no engaña. Sin embargo en la página 120 de su libro, tercer párrafo, dice: "El paciente escribe el nombre de una persona querida y su edad, tres preguntas y su fecha de nacimiento en un papel QUE YO NO MIRO". Y eso es mentira. Schiareti no "leía" mi pasado ni "leía" mi presente, lo que leía era el papel donde había escrito mis datos.

Mientras continua justificándose, y manteniendo que sus poderes psíquicos son reales soy yo el que cambia los roles, de mojados al río, y me permito una broma. Me pongo muy serio, cierro los ojos y con voz profunda digo cuatro colores y resalto uno de ellos como tachado. Con un gesto solemne doy la vuelta al papel y allí estaban escritos esos cuatro colores, estando tachado el que yo había indicado. Schiariti me mira pasmado. Yo también soy mentalista, pero no creo que el fin justifique los medios.

Ricardo Schiariti realiza trucos de ilusionismo que presenta como poderes extrasensoriales. Si lo hace para dar fe a sus pacientes y facilitar su autocuración, o lo hace para lucrarse o acrecentar el mito que lo rodea habrá de decidirlo el lector. Yo, querido Campoy, con este "informe" concluyo la labor encomendada. Misión cumplida.

Las profecías de Ricardo Schiariti En 1989 Ricardo Schiariti publicó en Argentina su autobiografía El Hombre Impar, que en 1993 reeditaría con el título de Revelación del Nuevo Ser. Entre las páginas 141 y 149 incluye varios pronósticos de futuro inmediato, escritos al menos en las fecha de publicación del libro, en un capítulo que titula Predicción. Solo he seleccionado las profecías en que consta una fecha concreta, ya que las demás son atemporales. Veamos algunos ejemplos:

(Pág. 145): En 1994 llegará la guerra desde Medio Oriente. Un loco , un ambicioso, un ser que querrá adueñarse del mundo, desatará una hecatombe...
(Pág. 146): La cura del SIDA llegará en 1995 en forma de vacuna, que será descubierta por un científico japonés o alguien de ojos rasgados...
(Pág. 146): Sin embargo, en 1994 o 1995 el SIDA se volverá endémico en la colonia artística...
(Pág. 147): En 1995 se construirá en Estados Unidos el primer taxi interespacial. Podremos visitar fluidamente otros mundos...
(Pág. 148): No retornará el comunismo, que incluso terminará, de aquí a tres años, (esto fue escrito en 1989) en Cuba. Habrá un golpe de Estado y Fidel Castro se matará o será muerto...
En octubre de 1995 Schiariti compartió el plató de Tele-5 con la vidente Conchita Hurtado para realizar pronósticos sobre Mario Conde, muy de actualidad en aquellos días por el escándalo Banesto, en el programa de Pepe Navarro. Ricardo Schiariti tuvo el valor de hacer algunos pronósticos concretos que rescato de mi archivo: "
Mario Conde no volverá a la cárcel. Todo el que se oponga a él puede llegar a morir. Pertenece a la mafia. A partir de ahora lo veremos haciendo varia obras de beneficencia para ganarse el apoyo de la clase media baja, que necesita para sus ambiciones políticas.".

Juzque el lector.
Manuel Carballal (Publicado en EOC nº 18)

3 comentarios:

Luis Enrique Arias dijo...

Muy interesante, soy de Argentina, y recuerdo a este "pintoresco" (calificativo mas que amable para definir a un estafador) personaje.

Me gustó mucho la nota, sobre todo el modo en que está escrita, como se narra la experiencia del periodista, nos hace "cómplices" casi de una travesura ... que mejor que jugarle una broma de este tipo a una persona que con truquitos estafa a la gente ...

Estos patanes, porque no le cabe otro calificativo, se meten incluso con gente enferma, desesperada, cobrando por espejos de colores y cortinas de humo ...

Enhorabuena que este impresentable se quemó también en España.

Saludos.

Anónimo dijo...

SIGAN BUSCANDO ABSOLETAS TECNICAS,NO PUEDEN RECONOCER QUE EXISTEN PERONAS CON CAPACIDADES INTERESANTES (por no decir superiores )QUE AYUDAN A LOS MAS NESECITADOS,NO PREJUZGAR SINO SE SABE.NO TOQUEN DE OIDO.EL ARBOL SE CONOCE POR SUS FRUTOS

Anónimo dijo...

Y en el caso de este chanta estafador, los frutos son podridos, bien amargos y bien podridos.