lunes, junio 26, 2006

Filología y contactos extraterrestres


Por Jose Alberto Gómez
En muchos encuentros OVNI hay diálogos entre ovninautas y testigos. En consecuencia es evidente que los "extraterrestres" pueden hablar como nosotros los humanos. Semejante planteamiento me ha llevado a una serie de reflexiones tales como: ¿Podría hablar un ET?, ¿aprendería todos los idiomas de la Tierra? Y de ser así, ¿por qué aprender un código tan complejo como el de la lengua cuando hay códigos más sencillos e igual de válidos para una comunicación básica? Partiendo de elementos de la teoría lingülatica he llegado a la conclusión de que aquellos casos donde hay diálogo entre testigos y visitantes, estos últimos son más supuestos que reales. Esto expondré en el presente articulo.

Recuerdo cuando de niño, nuestra pantilla de amigos se reunía para comentar escenas de nuestras series favoritas. Por aquellas fechas -a principios de los 80-, era bastante frecuente la emisión de series sobre extraterrestres, que por lo general, pronto alcanzaban gran popularidad entre el público juvenil.

En el fondo de nuestro ser, aunque nos divertíamos escenificando lo visto en la pantalla, todos nosotros nos preguntábamos si esa ficción no seria fina verdad camuflada. Al menos series como "Proyecto Libro Azul" dejaban abierta esa posibilidad. Así pues no es de extrañar que posteriormente nos interesáramos por el tema. De todos los casos que leíamos siempre me llamó la atención un hecho evidente a primera vista; cuando los testigos de un contacto con extraterrestres afirmaban haber mantenido una conversación con estos seres decían que se expresaban en un perfecto idioma del testigo, por ejemplo en perfecto inglés. Siempre me preguntaba cómo era posible que estos seres dominaran una lengua con la que supuestamente no tenían relación alguna. ¿No serian en realidad ingleses o americanos?. Hoy, varios años después, finalizados mis estudios de filología, ya no me lo planteo, porque creo que tengo conocimientos suficientes para afirmar que aquellos encuentros en los que hay, ha habido o habrá una comunicación oral son falsos, o no son todo lo "auténticos" que se supone. Sin embargo mis palabras no van a negar o afirmar la veracidad de dichos encuentros OVNI pero si se puede negar la de aquellos casos donde haya una comunicación verbal.

Evidentemente para que dos sujetos puedan comunicarse tienen que participar del mismo código de signos. En este caso de signos lingüisticos. Esto es, un español puede hablar con otro español porque ambos manejan un mismo código o lengua.Del mismo modo un inglés podría hablar con un español si conociese la legua española.

Hasta aquí no hay mucho que pen­sar. Un códiqo puede sustituir a otro, si el nuevo es conocido por quien lo va a utilizar. Esto implica que una lenqua siempre se puede sustituir por otra lengua conocida.

Para hablar una lengua que no es la nuestra, aparte de condiciones externas como educación, entorno, habilidad o capacidad lingüística del hablante, hay unos factores internos e inherentes a todo ser humano.

El primero de todos es la capaci­dad del hombre para emitir soni­dos. No es una capacidad exclusi­va. Los animales también pueden emitir sonidos básicos y a partir de ahi elaborar otros más comple­jos. Esta capacidad básica es la que permite cambiar de código y recibe se llama "Doble Articula­ción". Asi, un hablante de español puede hablar inglés porque esta capacidad le permite articular los sonidos de una lengua ajena a las realizaciones fonéticas de la lengua materna.

Lo que vale en este caso para un español o un inglés, tendría que valer también para un extraterres­tre. Es decir, el extraterrestre tendría que poseer la inherente cualidad humana de la doble arti­culación para emitir sonidos en­tendibles.

Es verdad que hoy en día la infor­mática puede simular esta capaci­dad. Hay programas interactivos con simuladores de voz que se uti­lizan en la enseñanza de lenguas, pero no hay que caer en la tentación de pensar que un ordenador puede hablar por el hecho de reproducir sonidos humanos. Hace falta algo más. No solo hay que emitir sonidos sino también inter­pretarlos. En consecuencia pasamos de un elemento básico a otro más complejo; la recepción e interpre­tación de los sonidos que percibi­mos.

Los sonidos de por si no constitu­yen un código lingüístico. Como ya he dicho, este es mucho más complejo y en él influyen muchos factores. Pero independientemente de los factores que lo conformen se da como un hecho indiscutible que cada uno de nuestros enunciados esta formado por la unión de un conjunto de sonidos asociado a un concepto determinado. Cuando decimos “caballo” no pensamos en la palabra en cuestión sino en la idea que esta palabra refleja en nuestra mente. Según lo dicho, se podría pensar que no existe nada en contra del aprendizaje de una lengua por parte de un supuesto extraterrestre. Después de todo di una mente normal puede elaborar conceptos y representarlos con palabras, ¿Qué no podría hacer una mente privilegiada? Aunque la respuesta parece obvia, no es tan sencilla. No solo hay que tener capacidad para elaborar conceptos, sino también la predisposición para recibirlos.

Hay diferentes teorías sobre la adquisición del lenguaje. El lingüista Noam Chomsky, por ejemplo, dice que nuestra capacidad para hablar viene determinada genéticamente del mismo modo que el número de piernas con el que vamos a nacer, o el desarrollo de brazos en lugar de alas.

Otros lingüistas le dan mas valor a teoría cognoscitivas. El hombre puede hablar porque tiene la capacidad de pensar y a partir de ahí puede elaborar un sistema de comunicación. En cualquier caso, con transmisión por herencia genética o sin ella, es irrefutable que nuestra capacidad lingüística se ve potenciada por el imput al que un sujeto se somete. Esto es, la predisposición que los hombres tenemos como sujetos pasivos, para oir y asimilar términos nuevos en un entorno determinado.

A modo ilustrativo, la cantidad de términos que tienen los esquimales para designar el concepto de “nieve” no se corresponde con la que tenemos en español. Pero si un español viviera en una sociedad esquimal, sometido a las mismas condiciones ambientales, desarrollaría con toda seguridad un amplio repertorio de conceptos para el termino “nieve” muy similar al de los esquimales.

Lo mismo se puede decir de la concepción temporal y la fragmentación del día en los países mediterráneos con respecto a Europa Central.

Volviendo al tema central, me parece inviable la posibilidad de que, de existir un ET, pudiese asimilar un alengua humana fuera del entorno de los hombres y, aun así, aceptando que biológicamente este hipotético ser pudiese hablar, dudo que fuese capaz de expresarse correctamente.

Todo aquel que ha estudiado lenguas saber que por muy bien que tenga asimilados los conceptos gramaticales, cuando habla lo hace diferente a un nativo. Ya no hablemos del acepto (algo muy importante en el inglés), sino de otros factores como el orden de las palabras, numero de sonidos vocálicos y consonánticos a imitar, o incuso una perfecta comprensión del mensaje eliminando toda ambigüedad posible.

Resumiendo, en base a lo expuesto, ante afirmaciones como: “hablaban un perfecto (póngase cualquier idioma)”, sólo se me ocurren dos posibilidades: o el testigo no tiene una noción clara de lo que es hablar una lengua perfectamente, o los ET son mas humanos de lo que parece.

Terminaré con dos reflexiones más. Primero, que la lengua es como la energía; no se crea ni se destruye, se transforma. Y segunda, que la lengua es mucho mas que un instrumento de comunicación, forma parte de nuestro ser. Al hablar lo hacemos en base a ideas que inconscientemente nos va a definir ante los demás, por ello la lengua nos compromete y usarla de modo aséptico, fuera del entorno en que se ha desarrollado –humano-, no sólo es imposible, sino inviable.

En resumen, para que un ET pudiese hablar correctamente, su biología debería haber desarrollado órganos para la Doble Articulación, y ser capaz de asimilar estos sonidos a conceptos motivados por su entorno. Y eso no seria un ET, sería un humano.

Jose Alberto Gómez * (Publicado en EOC nº 11)

*Fundador Grupo Fénix, licenciado en filología y profesor de idiomas.

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