En 1976 se produjo uno de los casos más famosos de la ufologia hispana. Por primera vez un juez redactaba unas diligencias judiciales por una agresión de un OVNI. Durante décadas esos documentos inéditos se mantuvieron extraviados en los sótanos de los juzgados sevillanos. Tras 11 días de rastreo El Ojo Crítico pudo hacerse con estos documentos en total exclusiva. Además, pudimos localizar, entrevistar y fotografiar, también en exclusiva, al protagonista del caso. Ahora nuestro compañero, Jose Manuel García Bautista, nos aporta una nueva reencuesta del incidente Benacazón, con una hipótesis alternativa muy razonable.
Un viaje en el tiempo a 1976...
Acababa de comenzar ese año, no habían transcurrido más que unos días cuando a la primera plana de muchos diarios e informativos locales, regionales y nacionales iba a llegar una noticia que conmocionaría a la opinión pública: “Un labrador de Bencazón agredido por extraterrestres” y el diario que publicaba con toda su trascendencia dicha noticia no era un diario baladí ... ni mucho menos, nada menos que el diario ABC en su edición de Andalucía y de la firma de no menos conocido Benigno González, esto en la España de la época, de la reciente dictadura y de la del miedo social, publicado en un diario con el peso y popularidad de ABC pues era poco menos que un dogma de fe... Y sucedió una fría noche de Enero del 76, un 28 de Enero de 1976 para ser exactos por que fue la noche en la que Miguel Fernández Carrasco y la localidad sevillana de Benacazón entrarían a formar parte con letras de oro en ese libro de la Historia Ufológica de España.
Nuestro protagonista, el propio Miguel Fernández Carrasco, no era consciente de lo que le iba a suceder aquella noche... al menos no se lo esperaba y manos aún lo que sucedería después y lo que supondría... Y como esto no sería un viaje en el Tiempo si no nos entráramos en situación pues imagínese ,amigo lector, que es nuestro protagonista ,es varón de 24 años de edad y reside en Benacazón, como tantas otras noches pues regresa a pié de estar con su novia en el vecino pueblo de Sanlúcar La Mayor, trabaja en el campo y gana lo justo para vivir sin demasiadas comodidades e ir tirando, con el miedo a los grises (la policía nacional de la época, así se la llamaba) y con la incertidumbre de ¿qué sucederá en España tras la muerte del Caudillo? ... Con estas y otras preocupaciones familiares más importantes caminaba Miguel Fernández Carrasco hacía su casa pasada la medianoche ,eran unos cinco kilómetros de paseo nocturno, de frío paseo nocturno , cuando de repente le llama su atención una especie de estrella fugaz que recorre ante su incrédula mirada el firmamento sevillano... A penas unos segundos más tarde la escena se repite y Miguel piensa que es afortunado por presenciar la “caída” de una estrella fugaz dos veces en la misma noche y sigue con su caminar hacía casa. Apenas veinte minutos después –según el Diario ABC de Sevilla del 29 de Enero de 1976 transcurrieron sólo 15 minutos- Miguel atónito observa como un extraño objeto con forma de cabina telefónica –a decir del propio testigo- comienza a descender del oscuro cielo hasta tomar tierra. Miguel se encontraba en un camino cercano a la estación de trenes de Benacazón que en la época estaba en las afueras del pueblo. Aquel aparato estaba aterrizando apenas a unos metros de su persona -siendo más precisos en la distancia los investigadores, comandado por el ufólogo sevillano Joaquín Mateos Nogales, la cifraron en 5 metros-. Aquella cabina voladora u objeto en forma de prisma y color verdoso superaba los 2 metros de ancho por 4 de alto y en la zona superior tendría ubicada una especie de cúpula giratoria que emitía rayos de color rojo y blanco, a sus lados una especie de patas que desplegaba a modo de aletas. Cuando aquel aparato tomó tierra quedando firmemente unido al suelo por un trípode “sui generis” a modo de tren de aterrizaje se abrió una puerta en forma de medio punto arco del que descendiéron, a través de una rampa y entre una deslumbrante luminosidad, dos humanoides de considerables altura (2 metros) y luciendo un extraño traje ajustado al cuerpo –tal como la lycra- de tono oscuro y sin embargo brillante. Todo ello “aliñado” por un molesto y ensordecedor zumbido que desorientaba al sorprendido testigo. Aquellos “hombres” portaban un cinturón con una hebilla ancha que tenía la particularidad de tener una luz intermitente roja en su centro. Parecían dialogar entre ellos en un idioma desconocido mientras Miguel permanecía “anclado” al suelo incrédulo por lo que estaba viviendo aquella noche , cuando se pudo sobreponer de la impresión comenzó a correr por aquellos caminos como si en ello le fuera la vida...Lo seres al percatarse de la presencia y huida del testigo ascendieron por la rampa y el extraño objeto en forma de prisma despegó en persecución del propio Miguel Fernández Carrasco. Aquella persecución del aquel extraño objeto que volaba oblicuamente hacía nuestro testigo lo llenaba de terror ya que pensaba que le daría caza no pasado demasiado tiempo y la distancia hasta el pueblo se le antojaba excesiva para alcanzarlo en su carrera –aproximadamente 1´5 Kms.- .Y no estaba equivocado Miguel ya que justo había concluido de pensar en ello cuando comprobó que aquel objeto proyectaba sobre él un extraño haz de luz, un arma lumínica, un trueno de luz sobre su persona que lo dejó semiinconsciente en el suelo, sin aliento, sin fuerzas y sin casi vida para poder contarlo... Miguel se sintió quemado, abrasado, tostado por un “algo” incomprensible para él, fuera del alcance de su conocimiento y de su raciocinio.
Se desatan los acontecimientos
Casi arrastrándose y maltrecho, al filo de las dos de la madrugada sevillana llegó al dintel de la puerta de su casa en el número 81 de la calle General Franco –hoy número 21-, presa de un ataque de pánico, tintado por una extraña sustancia, tiznado y temeroso de lo que le había atacado. Sus hermanos lo atendieron como buenamente pudieron y cerraron la puerta apoyando una silla contra la misma ya que Miguel temía que aquellos humanoides en el interior de su estrella regresaran a por él... Sus hermanos ,Teresa y Antonio Fernández Carrasco, no sabían que hacer ante el pánico y el estado de su hermano, no habían transcurrido más que unas horas de este incidente cuando se decidió trasladar a Miguel –por recomendación del médico local de Benacazón- al Hospital de San Lázaro en Sevilla, allí se le interna en la sala de la Milagrosa donde se le toma “declaración” de lo sucedido.
Ante la increíble historia que narraba se decide llamar al psiquiatra del centro hospitalario, el doctor Jorge Troaño, realizándole un estudio neurológico observando una gran agitacion-excitación psicomotriz, gran alteración nerviosa y psicosis temporal por lo sucedido, de todo ello nuestro periodista de ABC, Benigno González, sería cronista de excepción para la edición de ABC el día 29 de Enero de 1976. Miguel estuvo en observación, fue convenientemente atendido y limpiado tal y como recoge el diario El Correo de Andalucía del día 30 de Enero de 1976. De su ropa fue extraída aquella sustancia -que los más sensacionalistas tildaron de extraña- que la tiznaba y tras comprobar la mejoría en su estado el paciente de la cama 28 fue dado de alta.
Una noticia como esta y a tenor de lo testimoniado por la víctima tuvo que ser denunciado al Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla en el Prado de San Sebastián a donde el doctor Monsalve Cano, médico de guardia la noche de autos remitió el expediente con lo sucedido y relatado por Miguel Fernández Carrasco, donde muy grosso modo decía aquel informe que el testigo afirmaba haber sido agredido por dos extraterrestres. Atendiendo a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, artículo 789 en 1976 el juez de Instrucción ,Sr. Bouza Gil, ordenó la incoación de diligencias y citación de la víctima y médico de guardia. Ante la imposibilidad de imputar el delito a ningún agresor conocido el juez ordenó el sobreseimiento y archivo de las diligencias, hecho que también fue publicado por el diario ABC de Sevilla el 12 de Febrero de 1976. Fue la primera vez en la historia de la Ufología nacional que un Juzgado recogía y abría diligencias por agresión contra los ocupantes del esquivo fenómeno de los Objetos Voladores No Identificados... el misterio del siglo XX.
En la desconexión para informativos locales de TVE el espacio “Telesur” se hacía eco de esta historia de agresiones y agredido, de misterios, de OVNIs, de humanoides y del rayo de la muerte que en esta ocasión no acabó con la vida de su víctima...
Para muchos tan increíble historia resultaba poco menos que imposible de pensar siquiera que todo hubiera sido urdido por la mente del propio Miguel, una persona ignorante y casi analfabeta (según los testimonios de la época) y hubiera realizado una actuación tal que hubiera engañado a los galenos de San Lázaro. Y así diferentes medios de comunicación trataron de indagar en la vida del protagonista, no encontrando nada anormal en él o en su vida salvo que aquella noche dijo haber consumido dos cervezas no infiriendo en su estado ya que los análisis arrojaron como resultante un estado de embriaguez ni se encontró nada anormal digno que reseñar. Hasta aquí los hechos, más o menos objetivos, acaecidos aquella terrorífica noche.
Acababa de comenzar ese año, no habían transcurrido más que unos días cuando a la primera plana de muchos diarios e informativos locales, regionales y nacionales iba a llegar una noticia que conmocionaría a la opinión pública: “Un labrador de Bencazón agredido por extraterrestres” y el diario que publicaba con toda su trascendencia dicha noticia no era un diario baladí ... ni mucho menos, nada menos que el diario ABC en su edición de Andalucía y de la firma de no menos conocido Benigno González, esto en la España de la época, de la reciente dictadura y de la del miedo social, publicado en un diario con el peso y popularidad de ABC pues era poco menos que un dogma de fe... Y sucedió una fría noche de Enero del 76, un 28 de Enero de 1976 para ser exactos por que fue la noche en la que Miguel Fernández Carrasco y la localidad sevillana de Benacazón entrarían a formar parte con letras de oro en ese libro de la Historia Ufológica de España.
Nuestro protagonista, el propio Miguel Fernández Carrasco, no era consciente de lo que le iba a suceder aquella noche... al menos no se lo esperaba y manos aún lo que sucedería después y lo que supondría... Y como esto no sería un viaje en el Tiempo si no nos entráramos en situación pues imagínese ,amigo lector, que es nuestro protagonista ,es varón de 24 años de edad y reside en Benacazón, como tantas otras noches pues regresa a pié de estar con su novia en el vecino pueblo de Sanlúcar La Mayor, trabaja en el campo y gana lo justo para vivir sin demasiadas comodidades e ir tirando, con el miedo a los grises (la policía nacional de la época, así se la llamaba) y con la incertidumbre de ¿qué sucederá en España tras la muerte del Caudillo? ... Con estas y otras preocupaciones familiares más importantes caminaba Miguel Fernández Carrasco hacía su casa pasada la medianoche ,eran unos cinco kilómetros de paseo nocturno, de frío paseo nocturno , cuando de repente le llama su atención una especie de estrella fugaz que recorre ante su incrédula mirada el firmamento sevillano... A penas unos segundos más tarde la escena se repite y Miguel piensa que es afortunado por presenciar la “caída” de una estrella fugaz dos veces en la misma noche y sigue con su caminar hacía casa. Apenas veinte minutos después –según el Diario ABC de Sevilla del 29 de Enero de 1976 transcurrieron sólo 15 minutos- Miguel atónito observa como un extraño objeto con forma de cabina telefónica –a decir del propio testigo- comienza a descender del oscuro cielo hasta tomar tierra. Miguel se encontraba en un camino cercano a la estación de trenes de Benacazón que en la época estaba en las afueras del pueblo. Aquel aparato estaba aterrizando apenas a unos metros de su persona -siendo más precisos en la distancia los investigadores, comandado por el ufólogo sevillano Joaquín Mateos Nogales, la cifraron en 5 metros-. Aquella cabina voladora u objeto en forma de prisma y color verdoso superaba los 2 metros de ancho por 4 de alto y en la zona superior tendría ubicada una especie de cúpula giratoria que emitía rayos de color rojo y blanco, a sus lados una especie de patas que desplegaba a modo de aletas. Cuando aquel aparato tomó tierra quedando firmemente unido al suelo por un trípode “sui generis” a modo de tren de aterrizaje se abrió una puerta en forma de medio punto arco del que descendiéron, a través de una rampa y entre una deslumbrante luminosidad, dos humanoides de considerables altura (2 metros) y luciendo un extraño traje ajustado al cuerpo –tal como la lycra- de tono oscuro y sin embargo brillante. Todo ello “aliñado” por un molesto y ensordecedor zumbido que desorientaba al sorprendido testigo. Aquellos “hombres” portaban un cinturón con una hebilla ancha que tenía la particularidad de tener una luz intermitente roja en su centro. Parecían dialogar entre ellos en un idioma desconocido mientras Miguel permanecía “anclado” al suelo incrédulo por lo que estaba viviendo aquella noche , cuando se pudo sobreponer de la impresión comenzó a correr por aquellos caminos como si en ello le fuera la vida...Lo seres al percatarse de la presencia y huida del testigo ascendieron por la rampa y el extraño objeto en forma de prisma despegó en persecución del propio Miguel Fernández Carrasco. Aquella persecución del aquel extraño objeto que volaba oblicuamente hacía nuestro testigo lo llenaba de terror ya que pensaba que le daría caza no pasado demasiado tiempo y la distancia hasta el pueblo se le antojaba excesiva para alcanzarlo en su carrera –aproximadamente 1´5 Kms.- .Y no estaba equivocado Miguel ya que justo había concluido de pensar en ello cuando comprobó que aquel objeto proyectaba sobre él un extraño haz de luz, un arma lumínica, un trueno de luz sobre su persona que lo dejó semiinconsciente en el suelo, sin aliento, sin fuerzas y sin casi vida para poder contarlo... Miguel se sintió quemado, abrasado, tostado por un “algo” incomprensible para él, fuera del alcance de su conocimiento y de su raciocinio.
Se desatan los acontecimientos
Casi arrastrándose y maltrecho, al filo de las dos de la madrugada sevillana llegó al dintel de la puerta de su casa en el número 81 de la calle General Franco –hoy número 21-, presa de un ataque de pánico, tintado por una extraña sustancia, tiznado y temeroso de lo que le había atacado. Sus hermanos lo atendieron como buenamente pudieron y cerraron la puerta apoyando una silla contra la misma ya que Miguel temía que aquellos humanoides en el interior de su estrella regresaran a por él... Sus hermanos ,Teresa y Antonio Fernández Carrasco, no sabían que hacer ante el pánico y el estado de su hermano, no habían transcurrido más que unas horas de este incidente cuando se decidió trasladar a Miguel –por recomendación del médico local de Benacazón- al Hospital de San Lázaro en Sevilla, allí se le interna en la sala de la Milagrosa donde se le toma “declaración” de lo sucedido.
Ante la increíble historia que narraba se decide llamar al psiquiatra del centro hospitalario, el doctor Jorge Troaño, realizándole un estudio neurológico observando una gran agitacion-excitación psicomotriz, gran alteración nerviosa y psicosis temporal por lo sucedido, de todo ello nuestro periodista de ABC, Benigno González, sería cronista de excepción para la edición de ABC el día 29 de Enero de 1976. Miguel estuvo en observación, fue convenientemente atendido y limpiado tal y como recoge el diario El Correo de Andalucía del día 30 de Enero de 1976. De su ropa fue extraída aquella sustancia -que los más sensacionalistas tildaron de extraña- que la tiznaba y tras comprobar la mejoría en su estado el paciente de la cama 28 fue dado de alta.
Una noticia como esta y a tenor de lo testimoniado por la víctima tuvo que ser denunciado al Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla en el Prado de San Sebastián a donde el doctor Monsalve Cano, médico de guardia la noche de autos remitió el expediente con lo sucedido y relatado por Miguel Fernández Carrasco, donde muy grosso modo decía aquel informe que el testigo afirmaba haber sido agredido por dos extraterrestres. Atendiendo a la Ley de Enjuiciamiento Criminal, artículo 789 en 1976 el juez de Instrucción ,Sr. Bouza Gil, ordenó la incoación de diligencias y citación de la víctima y médico de guardia. Ante la imposibilidad de imputar el delito a ningún agresor conocido el juez ordenó el sobreseimiento y archivo de las diligencias, hecho que también fue publicado por el diario ABC de Sevilla el 12 de Febrero de 1976. Fue la primera vez en la historia de la Ufología nacional que un Juzgado recogía y abría diligencias por agresión contra los ocupantes del esquivo fenómeno de los Objetos Voladores No Identificados... el misterio del siglo XX.
En la desconexión para informativos locales de TVE el espacio “Telesur” se hacía eco de esta historia de agresiones y agredido, de misterios, de OVNIs, de humanoides y del rayo de la muerte que en esta ocasión no acabó con la vida de su víctima...
Para muchos tan increíble historia resultaba poco menos que imposible de pensar siquiera que todo hubiera sido urdido por la mente del propio Miguel, una persona ignorante y casi analfabeta (según los testimonios de la época) y hubiera realizado una actuación tal que hubiera engañado a los galenos de San Lázaro. Y así diferentes medios de comunicación trataron de indagar en la vida del protagonista, no encontrando nada anormal en él o en su vida salvo que aquella noche dijo haber consumido dos cervezas no infiriendo en su estado ya que los análisis arrojaron como resultante un estado de embriaguez ni se encontró nada anormal digno que reseñar. Hasta aquí los hechos, más o menos objetivos, acaecidos aquella terrorífica noche.
Entran en liza los estudiosos en materia ovni
Entraron en liza los ufólogos de aquella primera, imborrable, innegable e histórica generación de ufólogos quienes investigaron el caso, personajes como Manuel Osuna, Joaquín Mateos Nogales –integrantes de aquella emblemática RNC o Red Nacional de Corresponsales- ,Ignacio Darnaude ,Miguel Peyró o más tardíamente recogerían Juan José Benítez en sus libros en materia OVNI. Miguel Fernández Carrasco fue visitado por una multitud ingente de curiosos e investigadores e incluso su versión de los hechos se fue alterando tal y como se recoge en los informes de Manuel Osuna –recopilación digital de los Archivos de Manuel Osuna realizada por Jose Manuel García Bautista y Rafael Cabello Herrero- en la que la víctima comenta: “trataron de cogerme y me dieron con un objeto quemante, desconocido para mi...”,sin duda alimentado por la información que le narraban estos de otros casos. Sea como fuere la versión no distaba mucho de la inicialmente narrada por Miguel y la leyenda ufológica se forjó en plena localidad del Aljarafe sevillano, de esa afamada y admirada –ufológicamente hablando- Cornisa de Aljarafe sevillano.
El caso Miguel Fernández Carrasco en la actualidad
Pero regresemos al tiempo actual, a más de 30 años después, y contemos aquello que nadie contó, nadie quiso contar o hubo demasiados intereses en juego como para cambiar un acontecimiento que marcó toda una época...
No llevaba yo demasiado tiempo siendo parte de la redacción de Sevilla Televisión y de Punto Radio Sevilla cuando dentro de mis ocupaciones en la cadena se me encomienda revisar el caso de Miguel Fernández Carrasco para el programa “Sucedió en Sevilla”, presentado por la periodista Silvia Verde y asesorado por Javier Ronda, responsable de la información de Juzgados para Canal Sur. Así pues comenzó todo un proceso de investigación, primero a nivel de documentación estudiando y analizando pormenorizadamente todo lo que pudiera ser de interés en aquellos amarillentos informes clínicos, judiciales, periodísticos y de interés sobre el caso. La segunda fase fue visitar el lugar de los hechos, familiarizarnos con el terreno 30 años después. La cuarta fase fue localizar y hacer participar a los testigos y la última pulsar la opinión de los más antiguos del lugar sobre este acontecimiento que tuvo en jaque a los medios de comunicación aquellos días finales del mes de Enero de 1976, todo ello tendría su colofón final tratando el tema durante una hora en el programa sobre los sucesos y hechos judiciales más importantes de la capital hispalense y provincia en “Sucedió en Sevilla”.
La re-investigación
De entre toda aquella documentación me llamó la atención los análisis de aquella misteriosa sustancia extraída de la ropa y cuerpo de Miguel Fernández Carrasco, según los análisis realizados en la época por el Instituto de la Grasa se dictaminó que se trataba de aceite mineral, grasa vegetal o animal y carbón. Las manchas pálidas eran grasa, algunas se trataban de aceite mineral y las negruzcas se correspondían con carbón e incluso cisco del utilizado en las estufas caseras muy usadas en los pueblos de toda nuestra geografía nacional. Nada de especial y mucho menos de extraño o anormal.
Del informe clínico destacaba la crisis nerviosa, con la que innegablemente llegó la víctima, así como el estado de tremendo “stress” psíquico con el que hoy calificaríamos su estado. No había nada más considerable anormal. No había síntomas en ese informe de alcohol ni otros síntomas, sólo alguien muy atemorizado...con secuelas psíquicas y físicas tras una tremenda experiencia vivida, traumatizante y causante del “shock” en el paciente. En el informe judicial sólo destacaba la apertura de diligencias con la declaración de la víctima y la redacción del informe del doctor Monsalve Cano que no difería demasiado de lo inicialmente expuesto, siendo lo más impactante el tener entre las manos aquel documento -que hoy por hoy es histórico para los ufólogos- firmado por el Sr.Juez Bouza Gil. Todo un Documento.
Revisados dichos legajos del pasado y revisada toda la literatura ufológica al respecto sobre este caso, en libros incunables de mi propia librería, en documentos inéditos de investigadores de la época a mi disposición o en crónicas de diversos diarios sevillanos, comprobaba como aquel hecho de la madrugada del 28 de Enero de 1976 fue todo un fenómeno social en la Sevilla y marcó el devenir de futuros casos en nuestra geografía. Por todo ello la idea que un lector imparcial se podía hacer era básicamente la misma: Miguel Fernández Carrasco había sido atacado y agredido aquella noche por un extraño objeto volador en forma de prisma en cuyo interior ,como mínimo, era tripulado por dos seres y que como consecuencia de ser alcanzado por un rayo calorífico había sufrido diferentes lesiones de consideración debiendo ser atendido en una clínica sevillana a cuya consecuencia fue presentado en los juzgados de Sevilla...Toda una historia.
Nos quedaba visitar a los testigos, el principal, Miguel Fernández Carrasco no quería hablar con ningún medio de comunicación de aquel incidente y prefería guardar silencio mientras que el resto de la familia guardaba un más que extraño respeto por la decisión tomada por su protagonista... ¿o no? No así fue el caso del doctor Monsalve Cano quién gustoso se prestó a hablar tranquila y pausadamente del aquel suceso del que guardaba un imborrable recuerdo y del que posteriormente se prestó realizar sus propias pesquisas para tratar de saciar su propia curiosidad sobre aquel sorprendente hecho que debió tratar médicamente un frío día de Enero de 1976. Lo que nos contaría no nos dejaría indiferentes ratificándonos nuestras propias conclusiones al realizar nuestra re-investigación. En la localidad de Benacazón la versión que circula es y era bien diferente a la narrada por sus protagonistas y sin embargo se vio silenciada más de 30 años...
Revisados dichos legajos del pasado y revisada toda la literatura ufológica al respecto sobre este caso, en libros incunables de mi propia librería, en documentos inéditos de investigadores de la época a mi disposición o en crónicas de diversos diarios sevillanos, comprobaba como aquel hecho de la madrugada del 28 de Enero de 1976 fue todo un fenómeno social en la Sevilla y marcó el devenir de futuros casos en nuestra geografía. Por todo ello la idea que un lector imparcial se podía hacer era básicamente la misma: Miguel Fernández Carrasco había sido atacado y agredido aquella noche por un extraño objeto volador en forma de prisma en cuyo interior ,como mínimo, era tripulado por dos seres y que como consecuencia de ser alcanzado por un rayo calorífico había sufrido diferentes lesiones de consideración debiendo ser atendido en una clínica sevillana a cuya consecuencia fue presentado en los juzgados de Sevilla...Toda una historia.
Nos quedaba visitar a los testigos, el principal, Miguel Fernández Carrasco no quería hablar con ningún medio de comunicación de aquel incidente y prefería guardar silencio mientras que el resto de la familia guardaba un más que extraño respeto por la decisión tomada por su protagonista... ¿o no? No así fue el caso del doctor Monsalve Cano quién gustoso se prestó a hablar tranquila y pausadamente del aquel suceso del que guardaba un imborrable recuerdo y del que posteriormente se prestó realizar sus propias pesquisas para tratar de saciar su propia curiosidad sobre aquel sorprendente hecho que debió tratar médicamente un frío día de Enero de 1976. Lo que nos contaría no nos dejaría indiferentes ratificándonos nuestras propias conclusiones al realizar nuestra re-investigación. En la localidad de Benacazón la versión que circula es y era bien diferente a la narrada por sus protagonistas y sin embargo se vio silenciada más de 30 años...
La otra verdad
La verdad es bien diferente a todo lo narrado hasta ahora, en la mayoría de lecturas consultadas a nivel bibliográfico o editorial el fenómeno OVNI y la agresión por parte de aquel objeto a Miguel Fernández la han convertido en legendaria y prácticamente innegable. Consultar la mayoría de libros de ufología de la época o recopilaciones de artículos escritos sobre este suceso era leer y releer lo mismo en la pluma de diferentes autores, casi todos había bebido de la mismas fuentes y habían dado por ciertas las informaciones que le habían dado, afirmando sin miedo que habían investigado este suceso con sus protagonistas cuando la verdad era bien diferente. Los miembros de la primera generación de ufólogos nacionales con residencia en Andalucía que investigaron este caso eran demasiado crédulos y creyentes en los No Identificados, tenían demasiado interés por conocer y por creer en los OVNIs, en los visitantes extraterrestres y en todo aquello que supusiera que nuestro planeta era visitado por inteligencias ajenas al mismo, tenían demasiadas ganas en creer, en ser parte de este fenómeno emergente en nuestro país, de ser los primeros, en recoger y ser cronistas de estos sucesos, les sobraban ganas y pecaban de crédulos, de ser poco objetivos, de ser poco imparciales... Creían a los testigos haciendo de su testimonio el sumun de la verdad sobre un fenómeno aéreo desconocido, sin tener en cuenta que el testigo contaba lo que creía haber visto o lo que le interesaba que otros creyeran que había visto o vivido. Eran buenos investigadores, con mucha ilusión, muchas ganas y demasiados prejuicios ufológicos por el fenómeno OVNI, que hacía que cualquier opinión en contra de los No Identificados o sus informes hiciera prender la mecha de la discordia, y así muchos de sus informes, por no entrar en conflicto con estos “gurús” de la ufología , fueron tomados y tenidos por muchos años como los informes perfectos de los casos perfectos, cuando el revisionismo de los mismos, así como de aquellos casos, nos revelan su falta de imparcialidad, puede que involuntaria, pero en ellos no había cabida a las voces críticas...
Los investigadores no pertenecientes a aquella primera generación recabaron la información escrita para engrosarla dentro de sus propios informes u obras bibliográficas, adoleciendo de las mismas carencias y falta de investigación, ya que no sólo una investigación es ir a un determinado lugar a hacerse una foto y demostrar haber estado en el sitio investigando... se olvida lo principal que NO hicieron: INVESTIGAR de verdad y no recopilar, cual cuatreros del misterio y de los OVNIs, información relevante sobre sucesos ufológicos en las zona de interés para luego haciendo acopio de información publicar obras de éxito “agradeciendo” la aportación que dotaba de interés a la obra bajo un escurridizo agradecimiento o disimulada mención..., que cada uno ponga nombre a estos, los hay y muchos... y muy conocidos.
No se salvarían tampoco las voces críticas o escépticas que discreparon con buen criterio de aquel extraño acontecimiento ufológico, pero pecaron de lo que siempre pecan: no saben investigar y tampoco hacen por investigar. Por que en la mayoría de trabajos se limitaban a criticar y verter opiniones sobre lo que autores crédulos como Joaquín Mateos Nogales o Manuel Osuna afirmaban tras sus investigaciones y poco más...¿Dónde estaban sus investigaciones? Apenas existían y cometían las mismas torpezas de aquellos que comentaban el caso desde su visión -del lado que fuera- particular como simples recopiladores. Los escépticos tampoco habían investigado y como en todas las fases de la vida: alguien debía discrepar. En este caso les tocaba a ellos pero con la misma torpeza y falta de trabajo...casi como siempre, casi como ahora en la actualidad.
Esto hizo que el caso reafirmado por unos y apenas refutado por los otros pasara a ser un ejemplo para todos...
¿Qué sucedió realmente?
Aquella noche sucedió algo bien diferente: Miguel Fernández Carrasco sabía que en la zona de Benacazón los días 9 y 10 de enero se habían producido una serie observaciones OVNI teniendo como testigos a diferentes vecinos del pueblo, motivo este por el que fue muy comentado en el mismo y del que fue participe curioso de los comentarios que sobre ellos había al respecto. Había mucha información y descripciones amén de la que subliminalmente introdujeron a posteriori en su cabeza de casos similares al suyo en otras latitudes de nuestro planeta. La zona del Aljarafe sevillano era un hervidero de informaciones OVNI que sacaban los diferentes grupos de investigación teniendo profuso eco en los medios de comunicación locales a nivel de prensa, sobre todo tras el incidente también de persecución OVNI sufrido por el comerciante Adrián Sánchez a bordo de su Diane 6 en la próxima localidad de El Castillo de las Guardas (1). Aquellos meses de los años 1975 y 1976, fueron meses de gran actividad OVNI, de grandes informaciones y noticias al respecto de los que pocos sevillanos se pudieron evadir... ni siquiera Miguel Fernández Carrasco.
Pero a Miguel Fernández Carrasco aquella noche le ocurrió algo muy diferente, a decir de las personas entrevistadas en Benacazón e incluso de la propia opinión del doctor Monsalve Cano, esa otra versión de unos hechos que nadie quiso decir o que todos prefirieron omitir...incluido su propia familia y allegados “off de record”: Miguel regresaba de casa de su novia Carmen Alvarado cuando debido a un problema familiar fue asaltado por unos familiares políticos quienes le condujeron casi a rastras una carbonería cercana que había en la zona , allí Miguel trató de librarse de su agresores pero fue sistemáticamente arrastrado y agredido, entre restos de aceite, carbón y alquitrán...que dejaría huella en su cuerpo. Cuando Miguel quedó libre comenzó su penoso transitar hacía su vivienda en Benacazón narrando la versión ufológica con posterioridad que todos conocemos, huyendo de los motivos familiares que causaron aquella agresión quizás por que su verdad era más dura que la “verdad” que a todos trató de hacer creer... una “verdad” amparada en el conocimiento que tenía de hechos que venían ocurriendo en la zona del Aljarafe...
Tienen las dos caras de la moneda, los dos polos de una misma historia, lo realmente extraordinario y lo realmente infame, lo legendario y lo revelador, lo imaginario y lo verdadero... Ahora, y 30 años después, tenemos esa otra versión oculta y silenciada, la que no vende y mucho menos rellena negro sobre blanco para ser editado y vendido como el sumun de lo ufológico por una y otra parte. Tienen lo reacondicionado, lo reescrito y lo reinvestigado. Ahora es su turno, creer lo siempre mantenido o lo hallado en voz de sus protagonistas, la verdad del caso Miguel Fernández Carrasco es sólo una y no tiene nada que lo relacione con OVNIs y humanoides, aunque siempre les quedará a los románticos del pasado esa verdad del ayer, quizás más atractiva que el pragmatismo del presente y quizás menos dura que devolver desde esta líneas al lector a la realidad del caso Miguel Fernández Carrasco.
Jose Manuel García Bautista
Publicado en EOC nº 53
(1): Recordemos el recopilatorio de informaciones OVNI realizado por Miguel Ramírez para el diario ABC bajo el título “OVNIs en Andalucía” comprendiendo finales de la década de los 60 y 70, archico digital de Jose Manuel García Bautista y Rafael Cabello Herrero
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