Ediciones Cydonia (www.edicionescydonia.com) acaba de publicar un nuevo título del veterano investigador Carlos Fernández. “Santos Famosos y otras extrañas devociones” es el fruto de varios años de trabajo, en diferentes países de Europa y América, recopilando las devociones más sorprendentes de la religiosidad popular. Cantantes, actores y políticos adorados como encarnaciones de la divinidad; el proceso de la santificación en la Iglesia católica y en otras religiones; y la desconocida vida (a veces muy poco piadosa) de algunos de nuestros místicos más venerados, se dan cita en estas páginas.
- Sorprende leer en la introducción de su libro que la mayoría de las culturas parece necesitar hombres mitificados o santificados a los que encomendar su suerte. Habla de los “awliya Allah” musulmanes; los “tsaddikim” y algunos rabinos judíos, los “arahants y bodhisatwas” budistas… ¿no se supone que solo en la religión “verdadera”, o sea el cristianismo, Dios puede atender la intercesión de nuestros santos? ¿Es la santidad un fenómeno universal?
- Yo diría que sí, es universal al menos entre las religiones. Matices teológicos aparte, la verdad es que existen en todas las creencias religiosas seres humanos venerados por ser intermediarios entre la divinidad y los hombres. Lo que ocurre en el catolicismo con los santos no es un fenómeno exclusivo, ya que –como herencia del imperio romano que es- la Iglesia católica adopta formas de sus predecesoras. Y uno de esos detalles es que a los santos católicos se les atribuye determinadas funciones según hayan sido sus circunstancias de vida. Así, hay santos para las tormentas, para proteger a los viajeros… algo que recuerda inevitablemente a los pequeños dioses de los panteones precristianos. Los romanos, los griegos, los celtas, los vikingos, los aztecas, los mayas, todos tenían esa especie de intermediarios entre la divinidad y los hombres.
- En el caso de los exorcismos, la iglesia católica es mucho más prudente que las iglesias evangélicas, o protestantes en general, antes de considerar a alguien poseído. De su libro se deduce que con el proceso de santidad también los católicos son los más rigurosos ¿es cierto?
- Es verdad que son más rigurosos, pero también son los más productivos en cuanto a nombramientos de nuevos santos. Pero no siempre fue así. En las primeras épocas del cristianismo los santos se nombraban por aclamación popular. Así subieron a los altares muchos de los personajes –reales o imaginarios- con conductas más que dudosas y “virtudes” bastante discutibles. Con los años la Iglesia fue endureciendo el proceso, hasta que en el siglo XIII se reservó al Papa la potestad para nombrar nuevos santos. Y las leyes eclesiásticas dictadas en aquellas fechas exigen un proceso que requieren subir varios peldaños, desde considerar a una persona “venerable”, para luego comprobar “científicamente” un milagro que lo transforme en “beato”. Finalmente un nuevo milagro, que siempre son curaciones que la medicina no pueda certificar como naturales, lo convertiría definitivamente en santo, y su culto se transformaría en universal, mientras que antes solo era en el ámbito local. En todo caso, las normas de canonización dictadas por Gregorio IX en 1234 fueron reformadas mucho más recientemente por Juan Pablo II, que aligeró los trámites para nombrar nuevos santos con mayor facilidad. Así es que en su pontificado, el Papa polaco nombró a 550 santos y beatificó a otros 700. Y en el Vaticano hay unas 2.200 causas en estudio.
- Hace unos días la opinión publica internacional cubrió la mayor beatificación colectiva, 498 mártires de la guerra civil española, en la historia de la iglesia católica. Muchos de esos beatos continuarán el proceso hacia la santidad. ¿Necesitamos en el siglo XXI, de la tecnología y la modernidad, más santos que nunca antes en la historia del cristianismo?
- Hay otras religiones cristianas que también tienen santos, pero la católica es la que más produce. Yo creo que tiene mucho “tirón” el nombrar santos nuevos, que si bien no tienen trascendencia universal, cumplen mejor que nadie su función en los lugares donde vivieron o nacieron. La Iglesia está creando santos locales en un momento en que muchos cristianos comienzan a cuestionarse quiénes son esos personajes que están representados en las iglesias de sus pueblos, que tienen biografías más que dudosas en parajes lejanos y cuyas hazañas no se puede creer ni el más devoto. Y esa carencia de santos locales, personajes cercanos en el espacio y en el tiempo a los potenciales fieles, es lo que genera los miles de santos populares, a veces extremadamente exóticos, de los que hablo fundamentalmente en el libro.
- http://www.rocio-jurado-santa.blogspot.com/ es una página web que hemos comprobado que sigue en activo, pidiendo la santificación de la cantante Rocío Jurado, y en la que se exponen casos de supuestas curaciones milagrosas obra de la folclórica más famosa de España… ¿Podríamos un día ver una imagen de Rocío Jurado siendo venerada en alguna iglesia católica? ¿Qué le ocurrió a Marc Anthony?
- La verdad es que los tiempos cambian y la nueva cantera de santos también va cambiando. No creo que Rocío Jurado sea beatificada por la Iglesia, pero eso no es lo importante. Aunque las autoridades eclesiásticas nunca aprueben una “santa” como ella, la religiosidad popular manda, y aunque su imagen no esté en ningún templo, me consta que hay gente que le reza para pedirle “milagros”, pequeños o grandes, y eso ya casi la convierte en toda una santa popular. En la red se pueden encontrar oraciones especialmente escritas, y quizá le ocurra como a otros cantantes, como la argentina Gilda, a la que sus devotos transformaron el autobús en el que perdió la vida en un santuario donde le dejan miles de ofrendas. Y es que Rocío Jurado tiene algunos de los ingredientes esenciales para convertirse en una santa popular. Por una parte, su muerte relativamente prematura y su previa agonía. Por otra, algún que otro “prodigio” como el que confiesa Marc Anthony, que asegura que la Jurado se le apareció en sueños y le “dictó” una canción que cantó Jennifer López. Quizá, como en el caso de Gilda o Rodrigo, a la cantante española le levanten un santuario popular en algún lugar de Chipiona (donde está enterrada). Y es que la línea que separa la admiración de la devoción es muy delgada.
¡San Bisbal, sal Ronaldiho intercede por mi!
- Plantearse por un momento que David Bisbal, Ricky Martin o Chayanne puedan compartir atrio en un templo con San Juan de la Cruz, Bernadette o San Francisco de Asís parece una blasfemia, pero leyendo lo que usted cuenta de casos como el de Rodrigo, Carlos Gardel o Gilda no parece tan disparatado…
-Pueden compartir altar y comparten, aunque no en templos oficiales. Para este libro visité los santuarios de Gilda y Rodrigo, y allí se pueden ver imágenes de santos tradicionales, vírgenes y del propio Jesús, con las del cantante. En el “Santuario de los Milagros de Gilda”, que se encuentra en la provincia argentina de Entre Ríos, el autobús que le sirvió de féretro es ahora un santuario donde sus fieles dejan ofrendas como matrículas de coches tras haberse salvado de un accidente, vestidos de novias, piernas ortopédicas de quienes han dejado de usarlas por un “milagro” de Gilda… pero también imágenes de personajes cristianos como el propio Cristo o alguna representación de la virgen. Igualmente pasa en el de Rodrigo, cantante de cumbias que se mató con su coche a pocos kilómetros de Buenos Aires. Allí se mezclan imágenes católicas con otras más populares, como las latas de cerveza o los cigarrillos encendidos que les dejan sus fieles. Miles de ofrendas pueblan el recinto, y el propio ayuntamiento de Berazategui donó algunas de las imágenes que se encuentran en este peculiar santuario. Y su culto se ha institucionalizado tanto, que en tiendas de artículos religiosos de Buenos Aires se venden estampas y velas con su imagen.
- ¿Podríamos plantearnos el mismo supuesto rezar algún día a San Ronaldinho, San Iker Casillas o San Romario, después de lo que usted cuenta de la Iglesia Maradoniana?
La relación entre el fútbol y los santos está mucho más arraigada de lo que a veces creemos. No estoy hablando simplemente de los jugadores que se santiguan antes de entrar al campo, ni de las oraciones y rituales que hacen algunos entrenadores. En el libro cuento cómo una mujer portuguesa se curó “milagrosamente” después de hacer la promesa de peregrinar a la tumba de Mikos Feher, un jugador del Benfica que, al igual que le pasó a Puerta, murió repentinamente en el campo de juego. Y además de algunas de las supersticiones religiosas, le dedico buena parte del capítulo a la Iglesia Maradoniana. Se trata de una parodia de religión, que asegura que “Maradona es Dios” y muy ingeniosamente juegan con el número 10 de su camiseta para hablar de los particulares 10 mandamientos de esta “iglesia”. Y aunque es una parodia, lo cierto es que en alguna ocasión han organizado rezos para la curación de su ídolo. Maradona no está canonizado, pero tanto él como otros personajes del balompié están siendo rodeados de todos los componentes para convertirse en los santos populares del siglo XXI.
- La devoción a hombres y mujeres dotados de un supuesto don sobrenatural, según usted, no se limita a campesinos ignorantes y supersticiosos. ¿Qué tenían en común los ex presidentes Carlos Menem y Arturo Frondizi, el literato Ernesto Sábato, la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat y el historiador Felix Luna?
- Todos ellos acudían a sanarse a un cura (y curandero) italiano que vivía en las afueras de Buenos Aires y se llamaba Mario Pantaleo. Había sido seguidor del célebre Padre Pío (actualmente en los altares oficiales) y en un paraje olvidado de las afueras de la capital argentina, llamado González Catán, creo toda una obra social para los más desfavorecidos. Pero la peculiaridad del Padre Mario es que practicaba el “ejercicio ilegal de la medicina”, eufemismo con el que las leyes llamaban a los curanderos y sanadores. Armado con un péndulo diagnosticaba y con la imposición de manos aparentemente curaba. Entre sus “pacientes”, se encontraban las personalidades que Usted nombra, y otros muchos miles desconocidos. En González Catán, todos los días acuden cientos de personas a su mausoleo para pedirle una curación milagrosa. Y en las paredes del recinto hay varios cientos de pequeñas placas de agradecimiento por los favores aparentemente concedidos. Entre ellas, está la del ex presidente Carlos Menem, que se libró de pasar por el quirófano tras una sesión de imposición de manos de Pantaleo.
Además del Padre Mario, existen otros curanderos, no vinculados a la Iglesia, que también se han convertido en santos populares. Es que no olvidemos que el principal “milagro” que convierte en santos a los hombres es una curación milagrosa…
- A pesar de su oportuna advertencia, sacando a colación el terrible caso de la modelo Luisel Ramos, dedica un capítulo sorprendente de su libro a la “anorexia mística” y otros milagros de los santos modernos… ¿Sugiere que anoréxicos y bulímicos están más cerca de la santidad?
- La verdad es que la historia de la Iglesia está llena de santas anoréxicas, como por ejemplo Catalina de Siena, una de las pocas ‘doctoras de la Iglesia’ que existen y que según su hagiografía realizaba ayunos muy prolongados. Lo cierto es que también en otras religiones el ayuno es una virtud, y cuanto más prolongados, mayor nivel de santidad. Pero solo en unos pocos casos documentados, existen ayunos extremadamente prolongados motivados por la devoción religiosa, que aparentemente llegan a durar meses o años. Se conocen como “anorexia mística” o “anorexia religiosa”. Y sorprende que en pleno siglo XXI, cuando la anorexia se convierte en una lacra social que mata solo en España a un centenar de personas cada año, ¡la Iglesia la aprueba como una virtud que santifica! Y es que a mediados de 2003 un “milagro” permitió beatificar a Alexandrina da Costa, una mujer portuguesa que estuvo 12 años alimentándose solo con la comunión, incluso bajo controles médicos. Y lo peor es que el ejemplo ha cundido, y ya hay otras “santas” anoréxicas (aun vivas) en el Norte de Portugal que al menos presumen de lo mismo.
Polvo eres y en polvo te convertirás… a veces
- Su libro atenta contra uno de los principios básicos del monopolio espiritual del cristianismo, y es que la incorruptibilidad de algunos santos como Santa Teresa, garantizan la intercesión de Dios paralizando su descomposición. Si esto ocurre también con personajes no cristianos ¿Cómo explicar el milagro? ¿Son los santos incorruptos de otras religiones descuartizados y utilizados políticamente como los cristianos?
- Quizá la explicación para el “milagro” es que no hay milagro. El proceso de descomposición de los cuerpos está muy estudiado y se conocen las condiciones por las que un cuerpo se mantiene incorrupto. Dentro de la Iglesia, en el Concilio de Trento se autorizó el culto a los cuerpos incorruptos por considerarse que existía una intervención divina. En la actualidad, y ante los conocimientos forenses que se poseen hoy en día, hacen falta otros requisitos para convertirse en santo, pero lo que sí es cierto es que a personajes que han sido “candidatos” a santos, en el momento de su muerte se ha tratado su cuerpo para que no se descomponga. En todo caso, en la investigación para este libro me he encontrado que en el Norte de Portugal existen numerosos santos populares, especialmente mujeres, que por el solo hecho de que su cuerpo no se ha descompuesto siguen son veneradas como santas. Es el caso de Justa Rita, María Adelaida de Arcozelo y otras muchas que cuentan con santuarios, altares de ofrendas y numerosos exvotos, especialmente de novias. Incluso algunos de estos cuerpos momificados han presidido bodas, y los vestidos de nupcias se cuentan por docenas en los santuarios populares.
- El “milagro” de los cuerpos incorruptos descuartizados, y el tráfico de reliquias ¿no es una forma sórdida de fetichismo religioso?
- Usted lo ha dicho. Me quedo con una frase del sacerdote portugués Mário de Oliveira, el más cáustico y crítico de cuantos he conocido, en relación con la beatificación de los pastorcitos de Fátima: “Con este proceso dejan de ser personajes históricos y van a ser dos ídolos que la gente querrá tocar; besar, mirarlos con devoción.. La gente no va a querer ser como ellos sino que van a llevarlos como fetiches para ver si los liberan de sus males”. Creo que en el caso de las reliquias, es lo que ocurre.
- Hace pocas semanas se cumplía el aniversario de la muerte del Che Guevara, según revela su libro San Ernesto de la Higuera: manos amputadas, maldición postmorten, veneración popular… ¿Cuál es esa historia desconocida del Che que no aparece en los múltiples homenajes que hemos visto estos días?
- La verdad es que con el 40 aniversario de la muerte del Che en Bolivia, los medios de comunicación prácticamente no se hicieron eco de esta desconocida faceta del revolucionario sudamericano. Y es que muchos habitantes de La Higuera consideran al guerrillero muerto como una especie de santo al que le encienden velas y le piden favores. Creo que confluyen varios ingredientes que transforman en santo a un personaje que no era creyente: Su muerte violenta, la imagen crística de sus últimas fotografías y la llamada “maldición del Che” (por la que muchos de sus verdugos directos o indirectos sufrieron muertes violentas) influyeron en la construcción de este santo nada ortodoxo.
- Sin duda, en la actualidad, el mayor santo valedor de “descamisaditos” y “grasitas” es Hugo Chávez, el nuevo punto de intersección entre la mística y la revolución, como usted define a Eva Perón. Analizando la identificación bolivariana del presidente de Venezuela y comparándola con la historia de Evita… ¿cree que existen paralelismos?
- La personalidad de Eva Perón tenía una fuerte componente populista que llegó a captar la adoración popular hacia esta mujer que fue la más famosa y carismática primera dama argentina. No sé si Chávez terminará en algún altar cuando muera, los designios de la fe popular son impredecibles, pero en el caso de Eva, más allá de su trayectoria política, lo cierto es que hoy en día miles de personas le rezan para pedirle favores y le dejan ofrendas. Y en la lista de ingredientes que la convierten en santa popular, suma su muerte prematura (a los 33 años), su cuerpo incorrupto tras ser momificado y los rituales que se hicieron para traspasar su carisma a la siguiente esposa de Perón. Todo ello envuelve de una cierta aureola “sobrenatural” a la venerada ex primera dama.
- Si Bairoletto o el Gauchito Gil son venerados como santos, su libro nos ofrece una visión muy optimista y pesimista de la santidad. Por un lado cualquiera de nosotros, hasta el más truhán, podría convertirse en santo. Pero, por otro, la imagen idealizada que teníamos de los santos queda destrozada. ¿A quien le reza usted?
- Lo hablamos en relación con otros santos de los que hablamos anteriormente. En un lugar donde escasean los santos locales, prácticamente cualquier persona que sufra una muerte violenta o injusta es motivo de devoción. Es el caso de los gauchos considerados santos en Argentina. Así, su currículum de bandolero y ladrón queda redimido al caer violentamente en manos de la policía, y su historia se endulza asegurando que en realidad robaban para repartir su botín con los más pobres. Lo cierto es que algunos de estos gauchos, santos y bandoleros, como el caso del Gauchito Gil, llegan a reunir en su tumba-santuario de la localidad de Mercedes la nada despreciable cifra de 100.000 personas en un solo día. En todo el país, al costado de las carreteras, se ven pequeños altares con lazos rojos, símbolo de este gaucho pendenciero que ha subido a los altares populares.
¿A quién le rezo? A la “santa razón”, aunque no sé si me escucha.
- Sorprende leer en la introducción de su libro que la mayoría de las culturas parece necesitar hombres mitificados o santificados a los que encomendar su suerte. Habla de los “awliya Allah” musulmanes; los “tsaddikim” y algunos rabinos judíos, los “arahants y bodhisatwas” budistas… ¿no se supone que solo en la religión “verdadera”, o sea el cristianismo, Dios puede atender la intercesión de nuestros santos? ¿Es la santidad un fenómeno universal?
- Yo diría que sí, es universal al menos entre las religiones. Matices teológicos aparte, la verdad es que existen en todas las creencias religiosas seres humanos venerados por ser intermediarios entre la divinidad y los hombres. Lo que ocurre en el catolicismo con los santos no es un fenómeno exclusivo, ya que –como herencia del imperio romano que es- la Iglesia católica adopta formas de sus predecesoras. Y uno de esos detalles es que a los santos católicos se les atribuye determinadas funciones según hayan sido sus circunstancias de vida. Así, hay santos para las tormentas, para proteger a los viajeros… algo que recuerda inevitablemente a los pequeños dioses de los panteones precristianos. Los romanos, los griegos, los celtas, los vikingos, los aztecas, los mayas, todos tenían esa especie de intermediarios entre la divinidad y los hombres.
- En el caso de los exorcismos, la iglesia católica es mucho más prudente que las iglesias evangélicas, o protestantes en general, antes de considerar a alguien poseído. De su libro se deduce que con el proceso de santidad también los católicos son los más rigurosos ¿es cierto?
- Es verdad que son más rigurosos, pero también son los más productivos en cuanto a nombramientos de nuevos santos. Pero no siempre fue así. En las primeras épocas del cristianismo los santos se nombraban por aclamación popular. Así subieron a los altares muchos de los personajes –reales o imaginarios- con conductas más que dudosas y “virtudes” bastante discutibles. Con los años la Iglesia fue endureciendo el proceso, hasta que en el siglo XIII se reservó al Papa la potestad para nombrar nuevos santos. Y las leyes eclesiásticas dictadas en aquellas fechas exigen un proceso que requieren subir varios peldaños, desde considerar a una persona “venerable”, para luego comprobar “científicamente” un milagro que lo transforme en “beato”. Finalmente un nuevo milagro, que siempre son curaciones que la medicina no pueda certificar como naturales, lo convertiría definitivamente en santo, y su culto se transformaría en universal, mientras que antes solo era en el ámbito local. En todo caso, las normas de canonización dictadas por Gregorio IX en 1234 fueron reformadas mucho más recientemente por Juan Pablo II, que aligeró los trámites para nombrar nuevos santos con mayor facilidad. Así es que en su pontificado, el Papa polaco nombró a 550 santos y beatificó a otros 700. Y en el Vaticano hay unas 2.200 causas en estudio.
- Hace unos días la opinión publica internacional cubrió la mayor beatificación colectiva, 498 mártires de la guerra civil española, en la historia de la iglesia católica. Muchos de esos beatos continuarán el proceso hacia la santidad. ¿Necesitamos en el siglo XXI, de la tecnología y la modernidad, más santos que nunca antes en la historia del cristianismo?
- Hay otras religiones cristianas que también tienen santos, pero la católica es la que más produce. Yo creo que tiene mucho “tirón” el nombrar santos nuevos, que si bien no tienen trascendencia universal, cumplen mejor que nadie su función en los lugares donde vivieron o nacieron. La Iglesia está creando santos locales en un momento en que muchos cristianos comienzan a cuestionarse quiénes son esos personajes que están representados en las iglesias de sus pueblos, que tienen biografías más que dudosas en parajes lejanos y cuyas hazañas no se puede creer ni el más devoto. Y esa carencia de santos locales, personajes cercanos en el espacio y en el tiempo a los potenciales fieles, es lo que genera los miles de santos populares, a veces extremadamente exóticos, de los que hablo fundamentalmente en el libro.
- http://www.rocio-jurado-santa.blogspot.com/ es una página web que hemos comprobado que sigue en activo, pidiendo la santificación de la cantante Rocío Jurado, y en la que se exponen casos de supuestas curaciones milagrosas obra de la folclórica más famosa de España… ¿Podríamos un día ver una imagen de Rocío Jurado siendo venerada en alguna iglesia católica? ¿Qué le ocurrió a Marc Anthony?
- La verdad es que los tiempos cambian y la nueva cantera de santos también va cambiando. No creo que Rocío Jurado sea beatificada por la Iglesia, pero eso no es lo importante. Aunque las autoridades eclesiásticas nunca aprueben una “santa” como ella, la religiosidad popular manda, y aunque su imagen no esté en ningún templo, me consta que hay gente que le reza para pedirle “milagros”, pequeños o grandes, y eso ya casi la convierte en toda una santa popular. En la red se pueden encontrar oraciones especialmente escritas, y quizá le ocurra como a otros cantantes, como la argentina Gilda, a la que sus devotos transformaron el autobús en el que perdió la vida en un santuario donde le dejan miles de ofrendas. Y es que Rocío Jurado tiene algunos de los ingredientes esenciales para convertirse en una santa popular. Por una parte, su muerte relativamente prematura y su previa agonía. Por otra, algún que otro “prodigio” como el que confiesa Marc Anthony, que asegura que la Jurado se le apareció en sueños y le “dictó” una canción que cantó Jennifer López. Quizá, como en el caso de Gilda o Rodrigo, a la cantante española le levanten un santuario popular en algún lugar de Chipiona (donde está enterrada). Y es que la línea que separa la admiración de la devoción es muy delgada.
¡San Bisbal, sal Ronaldiho intercede por mi!
- Plantearse por un momento que David Bisbal, Ricky Martin o Chayanne puedan compartir atrio en un templo con San Juan de la Cruz, Bernadette o San Francisco de Asís parece una blasfemia, pero leyendo lo que usted cuenta de casos como el de Rodrigo, Carlos Gardel o Gilda no parece tan disparatado…
-Pueden compartir altar y comparten, aunque no en templos oficiales. Para este libro visité los santuarios de Gilda y Rodrigo, y allí se pueden ver imágenes de santos tradicionales, vírgenes y del propio Jesús, con las del cantante. En el “Santuario de los Milagros de Gilda”, que se encuentra en la provincia argentina de Entre Ríos, el autobús que le sirvió de féretro es ahora un santuario donde sus fieles dejan ofrendas como matrículas de coches tras haberse salvado de un accidente, vestidos de novias, piernas ortopédicas de quienes han dejado de usarlas por un “milagro” de Gilda… pero también imágenes de personajes cristianos como el propio Cristo o alguna representación de la virgen. Igualmente pasa en el de Rodrigo, cantante de cumbias que se mató con su coche a pocos kilómetros de Buenos Aires. Allí se mezclan imágenes católicas con otras más populares, como las latas de cerveza o los cigarrillos encendidos que les dejan sus fieles. Miles de ofrendas pueblan el recinto, y el propio ayuntamiento de Berazategui donó algunas de las imágenes que se encuentran en este peculiar santuario. Y su culto se ha institucionalizado tanto, que en tiendas de artículos religiosos de Buenos Aires se venden estampas y velas con su imagen.
- ¿Podríamos plantearnos el mismo supuesto rezar algún día a San Ronaldinho, San Iker Casillas o San Romario, después de lo que usted cuenta de la Iglesia Maradoniana?
La relación entre el fútbol y los santos está mucho más arraigada de lo que a veces creemos. No estoy hablando simplemente de los jugadores que se santiguan antes de entrar al campo, ni de las oraciones y rituales que hacen algunos entrenadores. En el libro cuento cómo una mujer portuguesa se curó “milagrosamente” después de hacer la promesa de peregrinar a la tumba de Mikos Feher, un jugador del Benfica que, al igual que le pasó a Puerta, murió repentinamente en el campo de juego. Y además de algunas de las supersticiones religiosas, le dedico buena parte del capítulo a la Iglesia Maradoniana. Se trata de una parodia de religión, que asegura que “Maradona es Dios” y muy ingeniosamente juegan con el número 10 de su camiseta para hablar de los particulares 10 mandamientos de esta “iglesia”. Y aunque es una parodia, lo cierto es que en alguna ocasión han organizado rezos para la curación de su ídolo. Maradona no está canonizado, pero tanto él como otros personajes del balompié están siendo rodeados de todos los componentes para convertirse en los santos populares del siglo XXI.
- La devoción a hombres y mujeres dotados de un supuesto don sobrenatural, según usted, no se limita a campesinos ignorantes y supersticiosos. ¿Qué tenían en común los ex presidentes Carlos Menem y Arturo Frondizi, el literato Ernesto Sábato, la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat y el historiador Felix Luna?
- Todos ellos acudían a sanarse a un cura (y curandero) italiano que vivía en las afueras de Buenos Aires y se llamaba Mario Pantaleo. Había sido seguidor del célebre Padre Pío (actualmente en los altares oficiales) y en un paraje olvidado de las afueras de la capital argentina, llamado González Catán, creo toda una obra social para los más desfavorecidos. Pero la peculiaridad del Padre Mario es que practicaba el “ejercicio ilegal de la medicina”, eufemismo con el que las leyes llamaban a los curanderos y sanadores. Armado con un péndulo diagnosticaba y con la imposición de manos aparentemente curaba. Entre sus “pacientes”, se encontraban las personalidades que Usted nombra, y otros muchos miles desconocidos. En González Catán, todos los días acuden cientos de personas a su mausoleo para pedirle una curación milagrosa. Y en las paredes del recinto hay varios cientos de pequeñas placas de agradecimiento por los favores aparentemente concedidos. Entre ellas, está la del ex presidente Carlos Menem, que se libró de pasar por el quirófano tras una sesión de imposición de manos de Pantaleo.
Además del Padre Mario, existen otros curanderos, no vinculados a la Iglesia, que también se han convertido en santos populares. Es que no olvidemos que el principal “milagro” que convierte en santos a los hombres es una curación milagrosa…
- A pesar de su oportuna advertencia, sacando a colación el terrible caso de la modelo Luisel Ramos, dedica un capítulo sorprendente de su libro a la “anorexia mística” y otros milagros de los santos modernos… ¿Sugiere que anoréxicos y bulímicos están más cerca de la santidad?
- La verdad es que la historia de la Iglesia está llena de santas anoréxicas, como por ejemplo Catalina de Siena, una de las pocas ‘doctoras de la Iglesia’ que existen y que según su hagiografía realizaba ayunos muy prolongados. Lo cierto es que también en otras religiones el ayuno es una virtud, y cuanto más prolongados, mayor nivel de santidad. Pero solo en unos pocos casos documentados, existen ayunos extremadamente prolongados motivados por la devoción religiosa, que aparentemente llegan a durar meses o años. Se conocen como “anorexia mística” o “anorexia religiosa”. Y sorprende que en pleno siglo XXI, cuando la anorexia se convierte en una lacra social que mata solo en España a un centenar de personas cada año, ¡la Iglesia la aprueba como una virtud que santifica! Y es que a mediados de 2003 un “milagro” permitió beatificar a Alexandrina da Costa, una mujer portuguesa que estuvo 12 años alimentándose solo con la comunión, incluso bajo controles médicos. Y lo peor es que el ejemplo ha cundido, y ya hay otras “santas” anoréxicas (aun vivas) en el Norte de Portugal que al menos presumen de lo mismo.
Polvo eres y en polvo te convertirás… a veces
- Su libro atenta contra uno de los principios básicos del monopolio espiritual del cristianismo, y es que la incorruptibilidad de algunos santos como Santa Teresa, garantizan la intercesión de Dios paralizando su descomposición. Si esto ocurre también con personajes no cristianos ¿Cómo explicar el milagro? ¿Son los santos incorruptos de otras religiones descuartizados y utilizados políticamente como los cristianos?
- Quizá la explicación para el “milagro” es que no hay milagro. El proceso de descomposición de los cuerpos está muy estudiado y se conocen las condiciones por las que un cuerpo se mantiene incorrupto. Dentro de la Iglesia, en el Concilio de Trento se autorizó el culto a los cuerpos incorruptos por considerarse que existía una intervención divina. En la actualidad, y ante los conocimientos forenses que se poseen hoy en día, hacen falta otros requisitos para convertirse en santo, pero lo que sí es cierto es que a personajes que han sido “candidatos” a santos, en el momento de su muerte se ha tratado su cuerpo para que no se descomponga. En todo caso, en la investigación para este libro me he encontrado que en el Norte de Portugal existen numerosos santos populares, especialmente mujeres, que por el solo hecho de que su cuerpo no se ha descompuesto siguen son veneradas como santas. Es el caso de Justa Rita, María Adelaida de Arcozelo y otras muchas que cuentan con santuarios, altares de ofrendas y numerosos exvotos, especialmente de novias. Incluso algunos de estos cuerpos momificados han presidido bodas, y los vestidos de nupcias se cuentan por docenas en los santuarios populares.
- El “milagro” de los cuerpos incorruptos descuartizados, y el tráfico de reliquias ¿no es una forma sórdida de fetichismo religioso?
- Usted lo ha dicho. Me quedo con una frase del sacerdote portugués Mário de Oliveira, el más cáustico y crítico de cuantos he conocido, en relación con la beatificación de los pastorcitos de Fátima: “Con este proceso dejan de ser personajes históricos y van a ser dos ídolos que la gente querrá tocar; besar, mirarlos con devoción.. La gente no va a querer ser como ellos sino que van a llevarlos como fetiches para ver si los liberan de sus males”. Creo que en el caso de las reliquias, es lo que ocurre.
- Hace pocas semanas se cumplía el aniversario de la muerte del Che Guevara, según revela su libro San Ernesto de la Higuera: manos amputadas, maldición postmorten, veneración popular… ¿Cuál es esa historia desconocida del Che que no aparece en los múltiples homenajes que hemos visto estos días?
- La verdad es que con el 40 aniversario de la muerte del Che en Bolivia, los medios de comunicación prácticamente no se hicieron eco de esta desconocida faceta del revolucionario sudamericano. Y es que muchos habitantes de La Higuera consideran al guerrillero muerto como una especie de santo al que le encienden velas y le piden favores. Creo que confluyen varios ingredientes que transforman en santo a un personaje que no era creyente: Su muerte violenta, la imagen crística de sus últimas fotografías y la llamada “maldición del Che” (por la que muchos de sus verdugos directos o indirectos sufrieron muertes violentas) influyeron en la construcción de este santo nada ortodoxo.
- Sin duda, en la actualidad, el mayor santo valedor de “descamisaditos” y “grasitas” es Hugo Chávez, el nuevo punto de intersección entre la mística y la revolución, como usted define a Eva Perón. Analizando la identificación bolivariana del presidente de Venezuela y comparándola con la historia de Evita… ¿cree que existen paralelismos?
- La personalidad de Eva Perón tenía una fuerte componente populista que llegó a captar la adoración popular hacia esta mujer que fue la más famosa y carismática primera dama argentina. No sé si Chávez terminará en algún altar cuando muera, los designios de la fe popular son impredecibles, pero en el caso de Eva, más allá de su trayectoria política, lo cierto es que hoy en día miles de personas le rezan para pedirle favores y le dejan ofrendas. Y en la lista de ingredientes que la convierten en santa popular, suma su muerte prematura (a los 33 años), su cuerpo incorrupto tras ser momificado y los rituales que se hicieron para traspasar su carisma a la siguiente esposa de Perón. Todo ello envuelve de una cierta aureola “sobrenatural” a la venerada ex primera dama.
- Si Bairoletto o el Gauchito Gil son venerados como santos, su libro nos ofrece una visión muy optimista y pesimista de la santidad. Por un lado cualquiera de nosotros, hasta el más truhán, podría convertirse en santo. Pero, por otro, la imagen idealizada que teníamos de los santos queda destrozada. ¿A quien le reza usted?
- Lo hablamos en relación con otros santos de los que hablamos anteriormente. En un lugar donde escasean los santos locales, prácticamente cualquier persona que sufra una muerte violenta o injusta es motivo de devoción. Es el caso de los gauchos considerados santos en Argentina. Así, su currículum de bandolero y ladrón queda redimido al caer violentamente en manos de la policía, y su historia se endulza asegurando que en realidad robaban para repartir su botín con los más pobres. Lo cierto es que algunos de estos gauchos, santos y bandoleros, como el caso del Gauchito Gil, llegan a reunir en su tumba-santuario de la localidad de Mercedes la nada despreciable cifra de 100.000 personas en un solo día. En todo el país, al costado de las carreteras, se ven pequeños altares con lazos rojos, símbolo de este gaucho pendenciero que ha subido a los altares populares.
¿A quién le rezo? A la “santa razón”, aunque no sé si me escucha.
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