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Publicado en El Ojo Crítico nº 73
El 1 de septiembre de 2013 se
cumplirá el 15 aniversario del asesinato de Eduardo González Arenas, alias
Eddie, el líder de la secta Edelweiss.
Aquella mañana Juan Martín García, compró un gran cuchillo jamonero en una
tienda de “Todo a cien”. Probó el filo en un bar cercano, y se encaminó al
encuentro de Eddie. Lo degolló de un tajo en la terraza de una cafetería de
Santa Eulalia (Ibiza), donde Eduardo González se había ocultado tras cumplir
solo seis años de los 168 a que fue condenado tras el mediático juicio a la
secta Edelweiss, que traumatizó a la opinión pública española en 1991. Eduardo
González, uno de los españoles fascinados por el fenómeno OVNI durante las
oleadas de los años 70, engatusaba a niños de corta edad, haciéndose pasar por
el príncipe extraterrestre Alain, llegado del planeta Nazar, y utilizaba trucos de ilusionismo para
aparentar poderes sobrenaturales. Con la promesa de una evacuación al planeta
Delhais, tras un inminente Apocalipsis en La Tierra, seducía a los menores para
tener relaciones homosexuales. Los más convencidos llegaban a grabarse a fuego
en la axila el símbolo de UMMO: )+(. Entre ellos Ignacio, hijo del famoso
sociólogo Amando de Miguel…
Editorial Shepa acaba de publicar
“Yo jugué con un asesino”, primera novela de la periodista Natalia Cárdenas.
Cárdenas fue vecina y compañera de juegos infantiles de Juan Martín García,
Juanito, el asesino confeso de Eduardo González, y en tras una investigación
periodística reconstruye la historia no contada de aquel crimen, y de la secta
Edelweiss. EOC la ha entrevistado en
exclusiva.
A pesar de que su historia fue portada en toda la prensa nacional,
muchos lectores jóvenes quizás no recuerden el caso Edelweiss ¿Cómo resumirías
la personalidad de Eduardo González y la secta que lideró?
Eduardo destacaba por su carisma,
tenía don de gentes y mucha seguridad en sí mismo. Sin embargo, debajo de esa
apariencia impecable sufría lo que la psicología popular llama ‘Síndrome de
Peter Pan’. En el libro comparo a Eduardo con El Flautista de Hamelin, pero en
lugar de tocar la flauta derrochaba su creatividad contando cuentos sobre
extraterrestres, él mismo se creó un personaje alienígena y se sirvió de ello
para engatusar a los niños y fundar Edelweiss. La secta que lideró en apariencia se trataba de un
club de montaña al estilo boy scouts
pero en las trastienda se desató el más oscuro de los pasatiempos para los
adultos, el abuso de menores de edad después de manipularles mentalmente y
convencerles para someterse a ellos.
Aunque Eduardo González se ha hecho un lugar en la historia como un
pederasta homosexual, en tu libro mencionas varias relaciones heterosexuales, e
incluso varios hijos del Eduardo González con diferentes parejas, como Julia,
la nieta del dictador dominicano Trujillo ¿Cómo es posible?
Porque él en realidad se declaraba
bisexual, lo que pasa es que desconfiaba de las mujeres. Por eso imponía una
norma a sus chicos sobre las mujeres y les prohibía tener relaciones con ellas
hasta alcanzar una edad concreta. Eduardo no tenía pluma, su homosexualidad iba
más encaminada al placer que le producían las relaciones con niños. De hecho
los prefería de corta edad, cuando ya alcanzaban la adolescencia los ascendía
dentro del club y pasaban a convertirse en sus recaudadores de niños, monitores
de cara a la galería.
De hecho uno de los episodios más duros de tu novela, es la recreación
de los primeros contactos sexuales de Eddie con su hijo Iván…
Efectivamente en cuanto Julia
Trujillo se dio cuenta de lo que Eddie, como le llamaban por aquel entonces en
el Madrid de la Transición, le hacía o podía llegar a hacer a su bebé de pocos
meses le abandonó. En cierto modo, creo que él veía las mujeres sólo como una vía para tener
hijos. Es duro tratar de comprenderlo pero Eduardo no consideraba que estuviera
haciendo nada malo.
“Rangers”, “Boinas Verdes”, “Camisas Pardas”… A pesar de que mediáticamente la historia de
Eddie González pasó a la historia como el Caso Edelweiss, en tu libro
desmenuzas con detalle el organigrama de sus organizaciones, tanto la Guardia
de Hierro como los Doberman. ¿Podías
dibujarnos la complejidad de los grupos y subgrupos que estructuraba con los
niños, en función de su complacencia a sus deseos sexuales?
¿En qué consistía la fantasía del Príncipe Alain,
del planeta Nazar, y su mesiánica promesa de una evacuación al planeta
Delhais?
Así se presentaba él, como el
Príncipe Alain venido del lejano Nazar, se inventó el personaje y era muy
consciente de su mentira, inspirado por el boom paranormal de los años 70-80 en
la prensa, el cine y la literatura sobre ovnis e invasiones alienígenas. El
Príncipe Alain anunciaba a los niños que venía para salvarles de la hecatombe
mundial que se aproximaba, Nazar ya había caído y lo próximo sería la Tierra.
Su historia le sirvió para picar en su curiosidad. Sabía muy bien que decir a
los niños para convencerles de que le siguieran y sólo aquellos que demostraran
una absoluta lealtad se ganarían el puesto en la nave espacial que los llevaría
a Delhais, un planeta habitado sólo por niños, sin adultos ni normas ni
problemas. Tenía tanta imaginación que hasta llegó a ganar algunos concursos de
relatos con estas mismas historias.
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Algunos no se lo creían y
dejaban de ir a las acampadas, otros
dudaban pero ante los engaños orquestados por los compinches de Eddie para
representar escenas ‘mágicas’ caían rendidos. Influía también que no se portaba
como un adulto con ellos y les daba alcohol entre otras cosas anulando sus
capacidades. También jugaba con ventaja porque buscaba el punto débil de los
niños, sí habían perdido a un padre si tenían algún problema… Él se ofrecía
para ayudarles, escucharles, lo suyo era
puro arte para camelar.
Uno de los detalles sorprendentes que revelas en “Yo jugué con un
asesino” es la visita de los “Boinas Verdes”, en octubre de 1975, al hospital
La Paz, para rendir tributo a Francisco Franco. O más tarde, una visita al
Valle de los Caídos para rendir tributo a los mártires del franquismo… ¿Cómo es
posible que un grupo sectario homosexual profesase una ideología política de
extrema derecha?
Primero porque él no hablaba de
homosexualidad como tal con sus chicos, si no que consideraba natural que
tuvieran relaciones como una manera de fraternizar entre ellos y de prepararlos
para sus futuras relaciones con las mujeres. Eduardo admiraba el liderazgo de
Franco, su padre era franquista y así creció. Lo único en que no comulgaba con
Franco era que condenase a los homosexuales, pero por lo demás, lo
veneraba. Y el resto, le seguía fuera
donde fuera sin rechistar.
En septiembre de 1991 estalla el escándalo. Dedicas un capítulo al
juicio que catapultó a Eduardo González y Edelweiss a las portadas de los
informativos. Tú libro señala
directamente a otros implicados, ¿Cómo es posible que no hubiese más condenados
y que Eddie saliese tan pronto de prisión tras ser condenado a 168 años de
cárcel?
Porque la misma fidelidad que él
reclamó a sus seguidores la devolvió en el juicio declarándose el único
culpable después de ver cómo iban subiendo al estrado sus chicos y se
derrumbaban contando lo que hacían en los campamentos. El resto de condenados,
el ‘germen de Edelweiss’ acababan de entrar en la veintena pero se les
consideró víctimas-verdugos porque
Eduardo los captó con 12-13 años y fueron los primeros en sufrir sus abusos,
ellos también abusaron de otros pero eran menores de edad y estaban bajo su
influencia cuando pasó. Que Eddie saliera a los seis años de prisión y se
librara de la condena se debe a que durante su estancia en la cárcel se dedicó
a desmenuzar el código penal español, mantuvo una fluida correspondencia con su
abogado buscando la manera de salir de allí y la encontró. Escribió una carta
de arrepentimiento, que está completa en el libro, y eso junto a su intachable
conducta le bastó para que le redujeran la condena.
Ignacio de Miguel García-Mas, hijo del famoso sociólogo Amando de
Miguel, fue uno de los imputados que había llegado a grabarse a fuego en la
axila el símbolo de UMMO )+(. ¿Hasta qué punto Eddie González convirtió los
ovnis y la creencia en extraterrestres en un arma de control mental contra
aquellos niños? ¿Y hasta qué punto personajes como Ignacio de Miguel pasaron de
victimas a verdugos?
Ignacio de Miguel fue de los
primeros que captó, pertenecía a ese ‘germen de Edelweiss’ que pasaron de ser
las primeras víctimas a ocupar el puesto de ‘monitores’ en las acampadas y
difundir las fantásticas historias de Eddie sobre el fin del mundo y el planeta
Delhais. Si llegaron a grabárselo a fuego se debía a que creían en ello tanto
como una religión.
Tras su salida de prisión, Eduardo González se oculta en Ibiza, y ahí
comienza la segunda parte de tu libro. ¿Cómo se gestó Los Doberman en Ibiza?
Allí quiso contenerse porque
acababa de salir de la cárcel. Él creía que uno de los motivos por los que le
habían pillado en Madrid fue porque los niños eran de buena familia, por lo que
en Ibiza se rodeó de chicos con menos recursos, con problemas familiares,
incluso alguno sin padres. Seguía contando sus historietas de extraterrestres
pero montó un bar y ya no necesitaba tanta parafernalia para atraer a los
niños, le bastaban las galas juveniles y examinar quien venía con la cartera
llena y quien no, a estos podía engatusarlos invitándoles copas y drogas. Ya no iban de excursión y se
le había pasado la fiebre militar. Entonces ya era un empresario y los chicos
le seguían por el bar para que les invitara. A estos primeros seguidores les
dio una chapa con una imagen del perro doberman y los convirtió en su grupo
selecto.
Precisamente, en el capítulo “El ex recluso se aísla en Ibiza”, pasas
de utilizar una redacción en tercera persona, para insertar párrafos en primera
persona. Tú te conviertes también en protagonista de la historia. ¿Cómo recuerdas el Sa Gavia, a Juanito, a
Guille y a los demás?
Mi personaje Marina y el de
Guille son una mezcla de mis experiencias con Juanito y de las de ‘mis
fuentes’, es decir, de unas personas que me contaron lo que pasó entre Eduardo
y Juanito. Esas personas me pidieron que no revelara su identidad así que los
reduje a estos dos personajes. Mi recuerdo de Juanito se centra principalmente
en la infancia, cuando vivíamos en el mismo barrio, y lo que sufrió en su hogar
hasta que se marchó de casa a los 13 años, más o menos.
Tu descripción de la violación de Juanito, por parte de Eddie y sus dos
amigos, es muy amable y elegante. Sin morbo gratuito. Pero ¿ese fue finalmente
el móvil del crimen?
No podría aventurarme a decir si
realmente ese fue el móvil o no. Eduardo respondió a la denuncia de violación con
amenazas, como contó Juanito en su juicio. Juanito estaba convencido de que sí
no le mataba acabarían matándolo a él, así lo declaró. No olvidemos que Eduardo
exigía una fidelidad extrema a sus seguidores y si uno desobedecía achuchaba al
resto contra el que desobediente.
Juanito denunció la violación ante la policía, y también la paliza que
sufrió a manos de Los Doberman… ¿El asesinato de Eddie González fue un caso de
incompetencia policial al no dar crédito a una denuncia?
Posiblemente, si la policía
hubiera metidos las narices y descubierto lo que hacía en Sa Gavia habría
vuelto a la cárcel ya que estaba en libertad condicional. Pero como aparentaba
ser un hostelero de éxito y Juanito era un delincuente habitual de la isla lo
dejaron correr.
Estremece leer que te cruzaste con Juanito cuando salía de comprar el
arma con que planeaba cometer el asesinato ¿Qué pensaste al recordar aquel
encuentro, cuando trascendió la noticia del crimen?
Aquel encuentro lo vivió una de
las fuentes que he mencionado antes, me lo contó cuando comencé a escribir el
libro y estuve buscando información por Santa Eulalia, el municipio ibicenco
donde tuvieron su historia Eduardo y Juanito. Su recuerdo es como lo cuento en
el libro, tenía una actitud más extraña de lo normal, eso le llamó la atención
y después escuchó lo que pasó. No le sorprendió porque él ya había oído decir a
Juanito que le iba a matar, pero no se lo tomó en serio hasta que pasó.
Después de tu investigación periodística, y de tu experiencia personal
con Juanito ¿el trágico final de Eduardo González fue justificado?
Más que justificado creo que se
lo buscó, abusar de más de una centena de niños y que no venga alguien a darle
un escarmiento cuando la justicia se lava las manos es raro. Si Juanito fue el
que terminó dándole el escarmiento creo que fue porque era el que menos tenía
que perder ya que su vida siempre fue complicada.
EOC
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