«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.
Mateo 7,15-20
A pesar de la ingente bibliografía existente, del activismo militante de centenares de asociaciones de lucha contra ellas, de miles de ensayos, estudios e informes académicos y policiales, todavía no existe consenso en la etimología de la palabra secta. Muchos etimólogos sugieren que proviene del verbo latín sequi ‘seguir a alguien’, que se aplicaba a las escuelas de filosofía (de donde viene sectátor y sectatorios: adherente, seguidor). Pero otros atribuyen su origen a la palabra sectus, participio del verbo secare ‘cortar’, ‘desgarrar’, proveniente del indoeuropeo sekw- ‘seguir’, ‘acompañar’, al igual que seguir, consecuencia, obsequio. El sociólogo alemán Max Weber (1864-1920) fue quien utilizó por primera vez la palabra secta en oposición a Iglesia y desde entonces, en la Europa judeocristiana el término secta se convirtió en sinónimo de herejía. Tanto en el caso de cisma, o de la negación o cuestionamiento de algún dogma católico, protestante o anglicano, los herejes eran denominados despectivamente sectarios. Ese uso tendencioso de un sustantivo, convertido en calificativo, fue adoptado, con el paso del tiempo, por todo tipo de organizaciones eclesiásticas o laicas, para definir a “la competencia”. Si nosotros estamos en la Verdad, quienes atentan, cuestionan o refutan dicha Verdad, son sectarios.
Por esa razón, y a pesar de que desde un punto de vista académico el término secta se emplea para todo grupo cismático nacido en el seno de una religión organizada, lo cierto es que a nivel popular la palabra secta encierra un claro componente peyorativo y despectivo. Por esa razón, a finales del siglo XX, los analistas y estudiosos del fenómeno de las sectas popularizaron un eufemismo menos tendencioso para referirse a su objeto de estudio: Nuevos Movimientos Religiosos.
Las fechas del fin del mundo
Durante siglos el fenómeno de las sectas se circunscribía a la periferia de las religiones dominantes. En la historia del cristianismo, el hinduismo, el islam, el budismo, el judaísmo o cualquier otra religión preponderante en su contexto social, encontramos cientos de ejemplos de herejías definidas como sectas. Pero durante finales del siglo XIX y principios del XX, el mestizaje religioso ocasionado por las colonias europeas en Asia o África, enriqueció notablemente el fenómeno de las sectas, creando nuevos movimientos, como la Teosofía de Madame Blavatsky, el espiritismo de Allan Kardek, el ocultismo, etc, en los que se mezclaban conceptos tradicionalmente cristianos, con elementos del hinduismo o el budismo, del chamanismo, el animismo o la magia greco-romana. A mediados del siglo XX ese sincretismo esotérico religioso terminaría por generar el fenómeno social denominado New Age, del que se nutren la inmensa mayoría de las sectas actuales.
Tenemos poca memoria histórica, pero fechas “apocalípticas” como diciembre de 2012 (la supuesta profecía maya), como ocurrió antes con el cambio de milenio (diciembre de 1999), y antes con el año 1988, 1982, 1919, 1914, etc, inevitablemente producen un incremento en la proliferación de grupos sectarios, más o menos peligrosos, de corte apocalíptico y milenarista. Grupos cuyo integrismo religioso o esotérico, ha desatado en los últimos años episodios tan dramáticos como los suicidios colectivos de La Iglesia del Pueblo en la Guyana o la Heaven Gate en Estados Unidos; pero también atentados masivos, como el de la Iglesia de la Verdad Suprema en el metro de Tokio; enfrentamientos armados en con la policía, como la Iglesia de los Davidianos de Wacco; o combinaciones de crímenes y suicidios, como en el caso de la Orden del Templo Solar, en Canadá, Francia y Suiza.
Estos actos tan espeluznantes son producto de una fe ciega en creencias esotéricas o religiosas fanatizadas. Existe una desbordante bibliografía y ciber-información sobre las llamadas sectas destructivas, pero existen otros grupos, de creencias no menos radicales, pero que han enfocado el cambio de milenio desde una perspectiva radicalmente opuesta. El cuerpo doctrinal, y el fondo ideológico de estos dos tipos de grupos, es básicamente el mismo, sin embargo su enfoque sobre las profecías y el futuro es contrapuesto. No se trata ya de que además de las llamada sectas destructivas, existan también las sectas constructivas. Quisiera ir un poco más allá. Es que, incluso dentro de las catalogadas como sectas destructivas, existen también actividades absolutamente constructivas y esperanzadoras. Para estos grupos, el año 2012, como lo fue el 2001, no era el año del fin del mundo, sino todo lo contrario. Es el año del principio del mundo. El principio de una nueva era de armonía, solidaridad y prosperidad entre los hombres.
Probablemente nada diferenció el 2012 de ningún otro año del calendario grecoromano, que teniendo en cuenta su desfase histórico ya se produjo hace un lustro. Además, miles de millones de hinduistas, musulmanes, budistas, taoístas, etc, que siguen otros calendarios, viven en su cronología muy lejos del año 2012, a pesar de que la vanidad judeocristiana occidental se empeñe en pretender que su unidad de medida del tiempo debe afectar a toda la humanidad, mayoritariamente no cristiana. Pero aún así, sería extraordinariamente interesante analizar, desde un punto de vista sociológico, antropológico y psicológico, la ansiedad que producen esas profecías apocalípticas en los creyentes en ellas. Y no menos interesante sería analizar ese afán suicida, y autodestructivo, de los colectivos religiosos que proclaman apasionadamente el inminente fin del mundo. Y es que, aunque dichos grupos afirmen que sus anuncios apocalípticos pretenden alertar al hombre contra su comportamiento con la ecología, el ecosistema, etc., en realidad en todos ellos subyace un inconsciente y apasionado deseo de que tales profecías apocalípticas se cumplan. Aunque sólo sea para poder gritar a los cuatro vientos: ¡Os lo advertí! ¡Yo estoy en la Verdad y no quisisteis escucharme...!
Las sectas constructivas
Estudiosos de los NMR, criminólogos, periodistas, desprogramadores sectarios, analistas policiales, etc, nos obsequian estos días con torrentes de artículos, reportajes y programas especializados, alertando del riesgo de las creencias irracionales que proliferan en las sectas destructivas… sin embargo nadie se ocupa del fenómeno inverso, evidentemente menos comercial. El uso socialmente constructivo que otros grupos similares hacen exactamente de las mismas creencias irracionales e indemostrables.
El 26 de marzo de 1997 fueron hallados los cadáveres de 39 entusiastas creyentes en el contacto OVNI. Los seguidores de Marshall Applewhite decidieron ser consecuentes hasta el final con su mensaje apocalíptico, y convencidos de que tras el cometa Hale Bopp llegaba la nave alienígena que rescataría sus espíritus del inminente fin de la Tierra, se quitaron la vida para viajar, espiritualmente, al mundo de sus guías alienígenas. ( http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2012/03/heavens-gate-hoy-se-cumple-el-15.html)
Con la misma pasión con que los suicidas de Heaven Gate creían en la vida extraterrestre y en el origen alienígena de los OVNIs, millones de personas en todo el planeta creen en esas mismas cosas. Uno de os grupos de contacto OVNI menos conocido por los “expertos”, y que compartía las mismas creencias ufolátricas que Heaven Gate son los componentes de Humanidad Solar, un colectivo de contacto formado por ex-miembros de la Misión Rama (grupo fundado en Perú por los hermanos Sixto y Carlos Paz), y del Centro de Estudios Fraternidad Cósmica (Fundado en Italia por Eugenio Siragusa).
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Continúan siendo tan fervorosamente creyentes en la realidad extraterrestre, como cuando recibieron su primera comunicación telepática. Asisten todavía, de vez en cuando, a los avistamientos previa cita establecidos por sus "guías del espacio". Pero ya no dedican su tiempo libre a las conjeturas vacías, a los mensajes hipócritas, ni a garabatear miles de psicografías, denunciando la deforestación de los bosques, que deben ser talados para fabricar el papel en el que reciben sus psicografías… sino que practican una espiritualidad social en permanente acción.
Espiritualidad en acción
Los componentes de ADRA son cristianos protestantes pertenecientes a la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El origen histórico de sus creencias es el exactamente el mismo que el de los Davidianos de Wacco, seguidores de David Koresh. El 19 de abril de 1993 69 adultos y 17 menores, seguidores incondicionales del adventista David Koresh, encontraron la muerte en el rancho Monte Carmelo, en un fatal enfrentamiento con la policía norteamericana.
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Siloistas en Haití
Su nombre aparece en todos los catálogos de grupos destructivos, a que son tan aficionados los "expertos" en sectas. Han sido conocidos como "Movimiento Siloista", "La Comunidad", "Los Verdes", etc, y ahora se presentan como el llamado "Partido Humanista".
Sus actividades barriales son seguidas atentamente por los inspectores de policía dedicados a la investigación de las llamadas sectas destructivas. Sus anuncios en la prensa local, o sus agentes de captación, hábilmente distribuidos por las calles más importantes de todas las capitales españolas, han sido desenmascarados sistemáticamente por los medios de comunicación. Sus periódicos de barrio, que mueven un lucrativo negocio a base de la publicidad de pequeños anunciantes, también han sido denunciados en la prensa y TV en diferentes ocasiones, y los líderes de sus iniciativas políticas, que aspiran a alcanzar algún escaño en el congreso, han sabido encajar la acusación de sectarios y fanáticos, proclamada constantemente por los demás partidos políticos. El Partido Humanista ha sabido soportar el estigma de ser catalogado como una secta destructiva en todos los listados, oficiales y oficiosos, confeccionados en España por los "expertos". Las creencias esotéricas de la mayoría de sus miembros no difiere demasiado de las creencias esotéricas de los seguidores de La Verdad Suprema. El carisma, la personalidad, la facilidad de palabra y el conocimiento psicológico de Silo, no es muy diferente del de Shoko Ashara. Sin embargo sus seguidores respectivos han enfocado las profecías apocalípticas desde una perspectiva radicalmente distinta.
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¿Redime esa acción humanitaria al Partido Humanista de las presuntas manipulaciones de adeptos, sectarismo y lucro de que es acusado por los "expertos" en sectas destructivas? No seré yo quien lo juzgue. Eso merecería otro análisis. Pero si demuestra que el mismo grupo de creencias, la misma base filosófica o teológica, ante el fin del mundo, puede ser enfocada desde perspectivas diferentes. Y demuestra también que no existen los grupos o las sectas intrínsecamente "malos" o "intrínsecamente" buenos. A pesar de la cita evangélica, un mal árbol puede dar buenos frutos, y un buen árbol puede dar frutos malos...
Cuando el mal árbol da frutos buenos
El hombre es un animal religioso por naturaleza, y más si dicha religiosidad ha sido impuesta por toda forma de poder durante toda la historia. Por tanto resulta inevitable que la inmensa mayoría de los humanos tengan creencias de algún tipo. El hombre también es un animal social, por ello es inevitable que la inmensa mayoría de la humanidad viva, piense y crea en grupo. Pero en todos los grupos existen individuos, lo suficientemente lúcidos, como para darse cuenta de que la espiritualidad, originada en las creencias religiosas, no es un tesoro físico que se pueda monopolizar. Y que hablar de amor y solidaridad, no sirve de nada si no haces amor y solidaridad. Mientras, en pleno 2012, milicias budistas integristas continúan masacrando a miles de musulmanes en Birmania, y miles de monjes budistas invierten sus vidas en practicar una espiritualidad egoísta y sosegada, invirtiendo horas y horas en meditar sobre lo inefable, otros deciden pasar a la acción.
Frashan Run fue policía en las conflictivas calles de Bangkok durante casi toda su vida. Hasta que, su lucha diaria contra el demonio de las drogas, le hizo descubrir su inquietud religiosa. El ex policía terminó convirtiéndose en uno de los miles de monjes budistas de Tailandia, pero sus intensas meditaciones sobre la reencarnación, el mundo de Maya y la iluminación de Sidharta Gautama no conseguían llenar su necesidad de sentirse útil. Necesitaba hacer algo más espiritualmente tangible. Y hoy miles de toxicómanos tailandeses se desintoxican en los centros de terapia contra la adicción a la heroína que el monje ex policía fundó en las afueras de Bangkok. Mientras las denuncias por abusos sexuales en la iglesia católica se almacenaban en los archivos del Vaticano, mientras los sacerdotes castrenses continuaban bendiciendo las tropas y sus armas, y mientras Papas audaces, como Juan Pablo II pedían perdón por errores históricos como la Santa Inquisición, la condena de Galileo, o la ambigüedad católica con el régimen nazi, muchos sacerdotes católicos llegaban a la conclusión de que el mensaje social de Jesús de Nazaret, se le quedaba grande incluso a la Iglesia.
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A sólo unos metros de su principal proyecto social en Bangalore, sur de la India, Sathya Sai Baba, considerado la última encarnación de Dios en la tierra por más de 11 millones de creyentes, prefería invertir su tiempo, y su mágica habilidad para crear ilusiones, en obrar supuestos prodigios sobrenaturales que entusiasmaban a sus seguidores. Sobre todo a los occidentales. Vicente Ferrer nunca sintió la curiosidad de visitar el Ashram del Hombre-Dios en Puttaparty. El había encontrado a Dios en los más necesitados, y no le quedaba mucho tiempo para otros juegos de manos y milagros. (Parte 1): http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2011/07/sai-baba-analis-de-la-vida-y-muerte-del_10.html) ((Parte 2: http://manuelcarballal.blogspot.com.es/2011/07/sai-baba-analis-de-la-vida-y-muerte-del.html)
Creencias ordinarias y hombres extraordinarios
El capuchino Nemesio Fernández Villa probablemente sintió las mismas inquietudes que Vicente Ferrer, pero los capuchinos no tienen misiones en la India. Aún así, el padre Villa, nacido en León en 1929 y ordenado capuchino en 1954, llegó a la conclusión de que el mismo trabajo generoso y altruista que miles de misioneros católicos, protestantes o musulmanes, desarrollan en África, Asia o América, también podía realizarse sin salir de España. En todos los rincones del mundo existe alguien que necesita ayuda.
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No es casualidad que, cuando en 1992 se organizó el primer evento benéfico sobre ufología, parapsicología y anomalías en España, y que contó con la participación de personajes como Germán de Argumosa, Sixto Paz, Miguel Blanco, Gabriel Carrión y J. J. Benítez, entre otros, todos los fondos recaudados fuesen destinados a la Ciudad de los muchachos Agarimo, del padre Villa. (http://ojo-critico.blogspot.com.es/2011/03/i-semana-solidaria-del-misterio-te.html)
Sin duda, hasta Allan Kardec se removería en su tumba al comprobar que, en la actualidad, la médium espiritista más famosa del mundo es la británica Anne Germain. El espiritismo es una doctrina que cuenta con millones de seguidores en todo el mundo. Solo en Brasil se estima que existen 10 millones de espiritistas. Muchos médiums, al igual que muchos predicadores protestantes, monjes budistas, curas católicos, imanes musulmanes, rabinos judíos o yoguis hindúes han utilizado las creencias espirituales de sus semejantes para enriquecerse. No es ningún secreto que Anne Germain se ha convertido en una mujer millonaria gracias a sus espectáculos públicos o televisivos. ( http://www.ivoox.com/dl-36-nos-infiltramos-mas-alla-de-audios-mp3_rf_493886_1.html)
Sin embargo el revolucionario médium brasileño Luiz Antonio Gasparetto consiguió mantener a cientos de huérfanos en Sao Paulo gracias al centro “Os Caminheiros”, que se sustentaba exclusivamente de los ingresos económicos que este sorprendente médium, uno de los más asombrosos personajes que ha tenido la oportunidad de conocer quien esto escribe, obtenía con la venta de sus cuadros, supuestamente realizados en estado mediúmnico. Exactamente lo mismo podría decirse de José Medrano, otro médium brasileño psicopictórico que mantiene un orfanato, exclusivamente con los ingresos obtenidos de sus actuaciones y cuadros, supuestamente paranormales.
La espiritualidad es social, o no es.
Somos lo que creemos. A lo largo de toda la historia de la humanidad, las creencias religiosas han condicionado nuestra forma de entender lo que es o no es moral, ético e incluso delictivo. Las creencias en lo sobrenatural, no importa cuáles sean, son cuestionables mientras no dejen de ser solo eso, creencias. Pero también son dignas de todo respeto, en tanto en cuanto no infieran en la libertad de los demás.
Para la mayoría de quienes profesan una forma de religión, lógicamente, sus creencias son las correctas, y las de los demás son falsas. Para los ateos, obviamente, todas son falacias.
Podemos continuar estudiando, refutando, e incluso alertando contra las creencias religiosas o sobrenaturales. Podemos continuar escribiendo informes, análisis y ensayos, sobre los riesgos y peligros de las sectas, pero es difícil que consigamos comprender la esencia del fenómeno sectario si no comprendemos a las personas que lo protagonizan. Y es que, en palabras del conocido experto Pepe Rodríguez, lo mejor de la sociedad, las personas más altruistas, solidarias y generosas, con frecuencia son las que encontramos dentro de las sectas.
Por supuesto también existen muchos agnósticos y ateos que sienten la misma vocación social. Quien esto escribe ha tenido la oportunidad de conocer a muchos voluntarios de diferentes ONGs en África, Asia o América Latina, que no profesaban ningún tipo de creencia espiritual concreta. Y sin duda su dedicación social es tan o más meritoria que la de un creyente. Pero la paradoja de esta reflexión es que, si analizamos los mensajes de todas las religiones, de todas las corrientes esotéricas, contactistas, espirituales o místicas, la conclusión es la misma. Todas dicen lo mismo: ama a tus semejantes y haz el bien.
Quién sabe, tal vez la inmensa mayoría de la humanidad, que cree en algún tipo de trascendencia, en alguna forma de divinidad, en la vida tras la muerte, los extraterrestres, los espíritus o las apariciones, tenga razón, y exista alguna forma de premio o castigo en función de nuestros actos durante la vida. Si es así, y los agnósticos estamos equivocados, sin duda la solidaridad que han demostrado todos los personajes enunciados anteriormente, les harán merecedores en la otra vida, de un merecido premio por su dedicación a los más necesitados. Y estoy seguro de que, fuese cual fuese la religión verdadera, un médium, un contactado OVNI, un monje budista, un ex misionero católico o un pastor protestante, como los citados en este texto, merecerán por igual su pasaporte al cielo.
Pero es probable que no exista nada tras la muerte, que jamás hayamos recibido la visita de seres extraterrestres, y que ni Buda, Mahoma o Jesús, se hayan manifestado jamás a ninguno de los profetas que dicen hablar en su nombre. Incluso así, el trabajo social, continúa siendo la mejor forma de espiritualidad. Porque no existe una forma más real, más práctica y más consecuente de espiritualidad, que ayudar a quien lo necesita. Es una forma egoísta de sentirte útil en el más acá. Y lo mejor es que no es necesario esperar a otra vida para sentirte recompensado.
Manuel Carballal
Extraído de “Hay otros mundos…
pero están en este”
(Ediciones Cydonia, 2013)